La primera consulta para el programa de hoy nos ha hecho un amigo oyente de Bogotá, Colombia. Dice así: Según un predicador, la presencia de la televisión es una señal de la pronta segunda venida de Cristo a la tierra. ¿Será que Dios necesita de la televisión para hacer conocer que su Hijo ha venido? ¿Acaso Dios no es omnipotente y omnipresente? La Biblia dice que Jesucristo vendrá como ladrón en la noche, es decir el momento menos pensado, ¿Cómo van a hacer las estaciones de televisión para transmitir un evento que no saben cuándo va a ocurrir exactamente? ¿Acaso Dios mandará un mensaje por escrito a las estaciones de televisión alertándoles sobre la segunda venida de Jesucristo?

No pude evitar sonreír mientras se leía su consulta amable oyente. Detecto inclusive un fino sentido del humor en su consulta. El predicador al que Usted hace referencia, seguramente estaba explicando el texto en Apocalipsis 1:7 donde dice: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.” La segunda venida de Cristo será con las nubes. Esto nos hace pensar en la profecía de Daniel 7:13 donde leemos: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él” Las nubes no eran nubes comunes y corrientes sino nubes celestiales, nubes gloriosas. En el Antiguo Testamento Dios se manifestaba a sí mismo en una luz refulgente, llamada la Shekina o nube de gloria. Esta será la nube que acompañe a Jesucristo en su segunda venida. Mateo 24:30 habla de que Jesucristo vendrá sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Un espectáculo tan maravilloso no puede ser ignorado por ningún ser humano en el mundo. Por eso el texto en Apocalipsis 1:7 dice que todo ojo le verá. Esta declaración ha significado un desafío a la razón, especialmente a fieles creyentes en siglos pasados. Ellos se preguntaban: ¿Cómo podrá hacerse práctico que los ojos de toda persona en el mundo puedan percibir simultáneamente la venida del Hijo del Hombre? Pero el avance tecnológico en el campo de las comunicaciones ha resuelto este dilema. Usted sabe que hoy en día, sin mayor inconveniente, es posible contemplar cualquier evento en cualquier parte del mundo. La televisión vía satélite, el Internet, los teléfonos con capacidad de transmisión de imágenes hacen posible que literalmente todo ojo pueda ver algo que pasa en cualquier punto del mundo. Pero recuerde también que Jesucristo no va a venir a algún lugar remoto de la tierra. La Palabra de Dios es clara cuando enseña que pondrá sus pies sobre el monte de los Olivos cerca de Jerusalén. Aun en este mismo momento, sin exageración podemos decir que los ojos del mundo están sobre Jerusalén, de modo que no reviste en absoluto problema alguno que un evento de la trascendencia de la segunda venida de Cristo, sea transmitido en vivo y en directo para todo el mundo desde el monte de los Olivos en Jerusalén. No es necesario que los camarógrafos de las estaciones de televisión estén apuntando sus cámaras permanentemente sobre el cielo esperando el momento que aparezca en el cielo la señal del Hijo del Hombre. Cuando eso pase, en el momento menos pensado, como ladrón en la noche, los medios masivos de comunicación se encargarán de presentarlo al mundo entero. Es decir, amable oyente, que no es que sea necesario que haya televisión para que Jesucristo pueda venir a la tierra por segunda vez. Como Usted bien ha señalado, Dios es Omnipotente y él puede hacer conocer lo que quiera con la presencia de la televisión o sin la presencia de la televisión, pero no es casualidad que hoy en día ya exista forma de que todo el mundo vea un evento que ocurre en cualquier parte del mundo.

La segunda consulta para el programa de hoy, ha sido hecha por un amigo oyente de Quito, Ecuador. Dice así: En algunos de sus programas he oído que Usted habla de algo que se llama el tiempo devocional. ¿Qué es eso?

Gracias por su consulta amigo oyente. El tiempo devocional, también llamado tiempo a solas con Dios o la Hora silenciosa es un período de tiempo durante el día en el cual el creyente tiene su encuentro personal a solas con Dios. El tiempo devocional debería ser tan vital para el creyente, como respirar es para el ser humano. Si un ser humano demuestra que puede vivir sin respirar, también demostrará que un creyente puede vivir sin un tiempo devocional diario. Al pensar en adquirir el hábito de tener un tiempo devocional diario, se debe dar atención primeramente a la hora del día cuando se va a tener este tiempo y a la duración mínima de este tiempo. En cuanto a la hora, todo depende de cada caso personal, pero es bueno tomar en cuenta el ejemplo del Señor Jesucristo. Veamos su testimonio en cuanto a esto según Marcos 1:35 donde dice: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” Las primeras horas del día siempre serán las mejores horas para tener este encuentro personal a solas con Dios. Hay muchas ventajas en esto. Temprano a la mañana, la mente está más alerta que en otro momento del día, porque simple y llanamente, todavía no se ha ocupado en los vaivenes de la rutina diaria. Será difícil tener el tiempo devocional a la noche, antes de acostarse, porque la mente está cansada y el cuerpo también y en esas condiciones es difícil concentrarse en cosas de elevada importancia como el tiempo devocional. Además, temprano a la mañana, es poco probable que suene el teléfono o que venga alguno de visita, o que se presente una necesidad que demande nuestra participación inmediata. El tiempo a solas con Dios debe ser en privado, sin interrupciones ni distracciones. Por eso vemos a Jesús saliendo del lugar donde estaba con los suyos y yéndose a un lugar desierto, lejos de las distracciones para poder orar. La duración del tiempo devocional, depende de cuán interesado está Usted en compartir con Dios. Si Usted ama mucho a Dios querrá pasar mucho tiempo a solas con Él. Si Usted ama poco a Dios, pasará poco tiempo a solas con él o tal vez ni siquiera apartará algo de su tiempo para pasar a solas con él. Para comenzar, a lo mejor parta de unos 30 minutos a solas con Dios. A medida que su gusto por estar a solas con Dios se va perfeccionando notará que esos 30 minutos no son suficientes y poco a poco irá invirtiendo más tiempo para deleitarse delante de Dios. Muy bien, una vez que Usted tenga definida la hora del día para su encuentro a solas con Dios, Usted necesita planificar de antemano qué es lo que va a hacer durante ese tiempo, así como Usted sabe de antemano qué es lo que va a hacer cuando hace una cita con alguien. Son muchas las cosas que Usted podría incluir en sus planes. Yo quisiera compartir con Usted lo que yo practico, a manera de una simple referencia. Usted tendrá que adoptar su propio plan. Primero, yo dedico unos minutos para hacer una oración sencilla a Dios. Le declaro mi amor a Él, y solamente pido que Él hable a mi corazón. El tiempo devocional para mí es como cuando me reúno con mi mejor amigo. Espero que Él me hable y me dispongo a hablarle a él. Luego de esta introducción, leo con la mayor prolijidad posible un pasaje bíblico, previamente seleccionado. Este es el tiempo cuando Dios habla a mi corazón. Dios me habla a través de su palabra y por medio de su Espíritu, no audiblemente o por visiones o por sueños. Una vez que él me ha hablado, me toca el turno de hablarle a él. Mi oración es simplemente una conversación con Él acerca de lo que Él me ha hablado en su palabra. Abro mi corazón para dialogar con libertad con Él. Le hablo de mis preocupaciones, de mis frustraciones, de mis luchas, de mis pruebas, de las bendiciones que he recibido de él, etc. Le agradezco por mostrarme lo que está mal en mi vida y le prometo que voy a corregirlo. A veces inclusive escribo en un papel o un cuaderno lo que Dios ha comunicado a mi corazón. Luego le colmo de peticiones. Oro por mi crecimiento espiritual, le pido ayuda para vivir en santidad. Le ruego por sabiduría espiritual para vencer la inclinación de mi carne hacia el pecado. Luego oro por cada miembro de mi familia, por nombre y por necesidades específicas. Después oro por el Ministerio La Biblia Dice… por los que servimos en este ministerio, por los que ministramos a través de la radio. Por los que nos atacan injustamente, en fin, por todo aquello que tiene que ver con la obra del Señor. Después oro por la iglesia donde soy uno de los pastores. Hay tantas necesidades que el tiempo falta para orar por todas ellas. Oro por misioneros, por la obra misionera, por el país, por mis parientes, etc. Me levanto de orar justo a tiempo para proseguir con la carga de actividades del día. Esto es el tiempo devocional.

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *