Es motivo de gran gozo saludarle amigo oyente y darle la bienvenida a nuestro Consultorio Bíblico. Damos gracias a Dios por Usted que nos está escuchando y estamos confiados en que este tiempo será de mucho provecho espiritual para Usted. En instantes más estará con nosotros David Logacho para responder las consultas de hoy.

Comenzaremos por dar respuesta a la consulta que nos ha hecho llegar un amigo oyente a través de Internet. Dice así: Hebreos 6:2 habla de la doctrina de bautismos, dando a entender que hay más de uno, pero Efesios 4:5 declara que hay un solo bautismo. ¿Puede aclarar esta aparente contradicción?

Con mucho gusto, amigo oyente. Bien ha dicho Usted, se trata solamente de una aparente contradicción. Vamos a dar lectura al pasaje bíblico que se encuentra en Hebreos 6:1-3 “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.” Cuando el autor de Hebreos habla de dejar rudimentos de la doctrina de Cristo, está hablando de dejar todo lo que el Antiguo Testamento enseña en cuando a la venida y obra de Cristo, el Mesías. Esto no significa que se esté despreciando la enseñanza del Antiguo Testamento en cuanto a la venida y obra de Cristo. Lo que significa es que no debemos quedarnos solo en eso. Es necesario avanzar hacia la perfección. La perfección tiene que ver con el hecho que Cristo ya vino y ya realizó su obra para salvar al pecador que cree en él y le recibe como Salvador. Es entonces cuando el autor de Hebreos dice que no es sensato detenerse solamente en la doctrina básica del Antiguo Testamento, tal como el arrepentimiento de obras muertas, lo cual significa el volverse de las prácticas que por ser pecaminosas conducen a la muerte. También está la fe en Dios. Esto se refiere a una confianza plena en la persona de Dios y en la palabra de Dios. Luego están los bautismos. Quizá una mejor traducción para bautismos sería la palabra lavamientos, pues se refiere a los lavamientos ceremoniales que fueron solamente un símbolo o un tipo del lavamiento espiritual que ofrece Cristo a los que creen en él y le reciben como Salvador. Luego está la imposición de manos. En el Antiguo Testamento, la persona que traía un sacrificio colocaba sus manos sobre la cabeza del animal que iba a ser sacrificado y de esa manera expresaba su identificación con el sustituto por su pecado. El Antiguo Testamento también hablaba de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Todo esto es algo básico, pero por la misma razón, debe ser solo el comienzo de algo mejor. Lo mejor es Cristo, el cumplimiento de todo lo que enseña el Antiguo Testamento. Es necesario por tanto que no nos quedemos en lo básico sino que prosigamos hacia la perfección. Así que, amigo oyente, cuando en este pasaje se habla de doctrina de bautismos se estaba refiriendo a los diversos lavamientos ceremoniales que fueron válidos y legítimos en el Antiguo Testamento. Ahora consideremos el pasaje en Efesios 4:3-6 donde dice: “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos.” Lo que este pasaje bíblico está diciendo es que el Espíritu Santo ha producido unidad entre todos los creyentes. Lo ha hecho por medio del vínculo de la paz, que es una especie de cordón espiritual que rodea y mantiene juntos a todos los creyentes. Luego Pablo detalla las áreas en las cuales se manifiesta esta unidad. Cuerpo, Espíritu, esperanza, Señor, fe, bautismo y Dios y Padre. Al hablar de bautismo, muy probablemente se refiere al bautismo en agua que es el paso subsiguiente a la salvación, en el cual el creyente da un testimonio público de su fe en Cristo. Parece que no se trata del bautismo del Espíritu porque de eso se habló antes cuando Pablo mencionó acerca de un Espíritu. Así que, mi amigo. No existe más de un bautismo cristiano en agua. Es el que ordenó Cristo en Mateo 28:19 cuando dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”

La siguiente consulta del mismo amigo oyente que hizo la consulta anterior dice así: Según Hebreos 6:13 se dice que Dios hizo juramento. Pero Jesús enseñó en Mateo 5:34 que no se debe hacer juramento. ¿Cómo puede ser esto?

Leamos la cita en Hebreos 6:13 donde dice: “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo” Aquí tenemos a Dios jurando por sí mismo, porque no había manera de jurar por otro, porque nada ni nadie puede ser mayor que Dios y el juramento tiene que ser siempre por otro mayor. La práctica de hacer juramentos tiene raíces muy profundas en el Antiguo Testamento. Un hombre hacía un juramento para afirmar la veracidad de las palabras que hablaba. El juramento era una maldición que ponía sobre sí mismo si su palabra no era cierta, o si no cumplía su promesa. Éxodo 22:10-11 dice: “Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie; juramento de Jehová habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y otro no pagará.” Los juramentos eran parte del comercio diario. Era el medio para celebrar un contrato vinculante. Eran el medio para solucionar asuntos sin tener que ir a juicio. Cuando una persona comparecía ante un juez, y hacía juramento, era lo mismo como en la actualidad cuando se hace legalizar un documento con la firma de un notario. Así que no solo Dios hizo juramento, sino también, Abraham puso bajo juramento a su siervo, según Génesis 24:3, David, hizo juramento según 2 Samuel 19:23 y tantos otros como ellos, porque era una práctica legítima en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento, Pablo se puso a sí mismo bajo juramento. Jesús también fue puesto bajo juramento cuando era interrogado por Caifás. El sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. El sumo sacerdote puso a Cristo bajo juramento al decir: Te conjuro por el Dios viviente. Quería decir: Con Dios como tu testigo, dime la verdad. Jesús le dijo: Tú lo has dicho, o, es verdad, lo confieso. Así Cristo mismo fue puesto bajo juramento y lo aceptó. No es nada extraño entonces amigo oyente que Dios haya juramentado por sí mismo, porque no existe otro mayor para jurar por él. Ahora vamos a la otra cita mencionada por Usted se encuentra en Mateo 5. Vamos a leer desde el versículo 33 hasta el versículo 37. Dice así: “33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” Ya que Cristo mismo permitió ser puesto bajo juramento, como lo hemos señalado, la conclusión es que aquí, Jesús no estaba diciendo: No deben consentir ser puestos bajo juramento, sino que su carácter, su reputación por ser honestos, su palabra, sea tan evidentemente verdadera y sin contaminación, que nadie pudiera pensar que es necesario ponerles bajo juramento debido a que les consideran sospechosos de engaño. En lugar de esta doblez, sea su palabra si, si, no, no. El Señor está demandando que la palabra de uno sea tan digna de confianza que nadie tenga que adivinar lo que uno quiso decir. Esto es lo que enseña este pasaje bíblico. Como Usted habrá notado, no es necesariamente una prohibición de los juramentos.

 

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