Es motivo de mucho gozo compartir este tiempo con Usted, amiga, amigo oyente. Sea bienvenido a nuestro Consultorio Bíblico. En instantes más estará junto a nosotros David Logacho para responder las consultas de hoy. Mientras tanto, me gustaría anunciar que este mes está de oferta un librito muy apropiado para la época de Navidad. Este librito se llama ¿Qué habría ocurrido si Cristo no Hubiera Nacido? Escrito por Ord L. Morrow. Este librito presenta de una manera muy clara los fabulosos beneficios del hecho maravilloso del Hijo de Dios haciéndose hombre en la persona de Jesús. Solicite hoy mismo su ejemplar para que le ayude a pensar en Jesús durante esta Navidad. Haga su pedido por teléfono o fax, marcando cualquiera de estos números: 475563 o 475564, ambos en Quito, Ecuador. Para pedidos por Internet, visite nuestro web site en la siguiente dirección:  HYPERLINK «http://www.labibliadice.org» www.labibliadice.org Para pedidos por correo escriba una carta a esta dirección postal: La Biblia Dice… casilla 1701-3715 Quito, Ecuador. En su carta debe constar su nombre completo, su dirección postal y el nombre de la emisora por la cual escucha este programa.

A través de Internet, nos escribe un amigo oyente para hacernos varias consultas. La primera dice así: Según el relato en Lucas 10:25-28 en una conversación entre un intérprete de la ley y Jesús, el intérprete de la ley citó la ley diciendo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Pero según el relato en Mateo 22:35-37 fue Jesús quien citó ese pasaje de la ley. ¿Quién mismo lo citó? El intérprete de la ley o Jesús.

Ambos lo citaron amigo oyente. En la conversación entre Jesús y el intérprete de la ley, cuyo recuento lo tenemos en Lucas 10:25-27, fue el intérprete de la ley quien citó parte del shema, que se encuentra en Deuteronomio 6:4-9 y que era una especie de declaración de fe de los judíos, la cual era recitada dos veces al día por los judíos más devotos. Note con atención la participación de los actores. Leo Lucas 10:25-27 donde dice: “Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.” Es obvio, por lo que ha sido leído que fue el intérprete de la ley quien citó esta parte del shema. Muy bien. Ahora vamos al otro pasaje bíblico citado por Usted. Se encuentra en Mateo 22:35-37 donde leemos lo siguiente: “Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con toda tu mente.” En este pasaje bíblico notamos que fue Jesús, mas no el intérprete de la ley, quien citó la misma parte del shema. ¿Será entonces que estamos ante un error en la Biblia como de hecho piensan algunos? Absolutamente no, amigo oyente. Lo que pasa es que estamos ante dos eventos similares, la conversación entre Jesús y un intérprete de la ley, pero que tuvieron lugar en dos momentos diferentes y seguramente en dos lugares diferentes. El relato en Lucas ocurrió poco después del envío de los setenta durante lo que se llama el ministerio posterior de Jesús en Judea, mientras que el relato en Mateo ocurrió durante la semana anterior a su crucifixión. En el relato en Lucas, el intérprete de la ley citó parte del shema. En el relato en Mateo, Jesús citó parte del shema. No hay problema en absoluto.

La segunda consulta de nuestro amigo oyente dice así: En Lucas 24:40 dice que Jesús resucitado mostró a sus discípulos las manos y los pies, pero Juan 20:20 dice que Jesús resucitado mostró a sus discípulos las manos y el costado. ¿Por qué la diferencia?

Cuando Jesús apareció a sus discípulos la noche misma de su resurrección, debe haber mostrado las heridas en sus manos, en sus pies y en su costado. Lucas lo registra de la siguiente manera, según leemos en Lucas 24:36-43 donde dice: “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos.” Usted habrá notado, amigo oyente que el énfasis en este relato de la aparición de Jesús resucitado, gira alrededor del hecho que los discípulos pensaban que estaban viendo un espíritu, algo inmaterial. Por eso es que Lucas se esfuerza por registrar en su relato los hechos alusivos a demostrar que Jesús resucitado no era un espíritu, sino algo totalmente real. Registra lo que Jesús dijo: Mirad mis manos y mis pies, lo que era visible a simple vista, palpad, y ved. Yo tengo carne y huesos. Los espíritus no tienen carne y hueso. Los discípulos deben haberse fijado muy bien en sus manos y en sus pies. Deben haberlo tocado, pero todavía les quedaba dudas. Por eso Jesús preguntó si había algo de comer. Le pasaron parte de un pez asado y un panal de miel y Jesús lo tomó y comió ante la estupefacta mirada de los discípulos. Ahora no les quedaba la menor duda en cuanto a que Jesús resucitado era real y no un espíritu como inicialmente pensaron. Pero ahora veamos como lo registra Juan. Leemos el pasaje que se encuentra en Juan 20:19-20 donde dice: “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.” Note que en el relato de Juan no se menciona en absoluto acerca del temor y las dudas de los discípulos en cuanto a si Jesús resucitado era real o un espíritu. Juan concentra su relato en el hecho que Jesús no estaba muerto sino que había resucitado. La mención de las manos traspasadas y el costado abierto que menciona Juan en su relato, halla su razón en el hecho que Tomás, uno de los discípulos, no estuvo presente la primera vez que apareció Jesús a sus discípulos. Cuando los discípulos contaron a Tomás acerca de la aparición de Jesús, Tomás dudo y según Juan 20:25 dijo: “Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.” Ocho días después Jesús apareció nuevamente a sus discípulos y en esta ocasión Tomás estaba presente. Luego del saludo de: Paz a vosotros, Jesús dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo sino creyente. Cuando Tomás hizo todo lo que Jesús pidió, respondió: ¡Señor mío, y Dios mío! Tomás quería ver y tocar manos y costado de Jesús resucitado, por eso es que Juan registró en su relato que Jesús les mostró las manos y el costado.

La última consulta para el programa de hoy, dice así: Juan 20:23 dice que los discípulos podían perdonar pecados, pero Marcos 2:7 dice que solo Dios puede perdonar pecados. ¿Cómo es esto?

El perdón de pecados es una atribución exclusiva de Dios, amigo oyente y esto, porque todo pecado es en último término una ofensa en contra de Dios. Jesús perdonó pecados como se relata en Marcos 2:5 donde dice: “Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados” Este hecho de perdonar pecados por parte de Jesús, despertó la enconada reacción de los escribas quienes cavilaban en sus corazones acerca de ello. Marcos 2:7 dice: “¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” Los escribas estaban en lo correcto en cuanto a su aseveración que solo Dios puede perdonar pecados. Lo que los escribas no sabían o no querían aceptar, es que Jesús es Dios y por tanto está en capacidad de perdonar pecados como en efecto lo hizo. Siendo este el caso, no se debería esperar que la Biblia declare que algún hombre, por más santo que fuera, tenga la potestad de perdonar pecados. Con esto en mente, leamos el texto citado por Usted en Juan 20:23 donde dice: “A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.” Estas palabras de Jesús resucitado, fueron dadas a sus discípulos, después de haber soplado sobre ellos, diciéndoles: Recibid el Espíritu Santo. Jesús no estaba dando al hombre el poder de perdonar pecados. Lo que está diciendo es que mediante el poder del Espíritu Santo, el hombre puede declarar que Dios perdona el pecado de todo aquel que recibe a Cristo como Salvador y que Dios no perdona el pecado de todo aquel que rehúsa recibir a Cristo como Salvador.

 

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