Desde Bogotá, Colombia nos ha escrito un amable oyente quien nos escucha a través de BBN. Dice lo siguiente: Mi pregunta surge de la lectura de Apocalipsis capítulo 21 en el versículo 24 en donde se nombran naciones salvas que habitarán la tierra a la luz de la nueva Jerusalén ¿quiénes conforman estas naciones? ¿de dónde salen? Los testigos de Jehová dicen ser estas personas.

Gracias por su consulta, amable oyente. El versículo que usted cita en su consulta, es parte del pasaje bíblico que comienza en Apocalipsis 21:9 y termina en Apocalipsis 22:5, el cual tiene que ver con la descripción de la nueva Jerusalén, la morada de Dios y de todos sus santos. Con esto en mente, permítame leer Apocalipsis 21:24. La Biblia dice: Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella;  y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.

La majestuosa nueva Jerusalén será como una luminaria que arrojará su luz sobre el globo terrestre. La palabra que se ha traducido como “naciones” es la palabra griega “éthne” que es la forma plural del sustantivo “éthnos”que además de nación significa multitud, pueblo o gente en general. Por el hecho que en el texto se hace referencia a los reyes de la tierra trayendo gloria y honor a la nueva Jerusalén, se deduce que cuando el texto habla de naciones se está refiriendo a las multitudes o pueblos o gente que estará habitando en la tierra durante el reino milenial. Estas personas son las que recibirán al Señor Jesucristo como Salvador durante la tribulación y permanecerán vivas hasta el final de la misma, algunos serán de trasfondo judío y otro serán de trasfondo gentil. Al final del reino milenial, y una vez que Dios cree nuevos cielos y nueva tierra, la nueva Jerusalén descenderá sobre esos nuevos cielos y nueva tierra. Apocalipsis 21:1-2 dice: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva;  porque el primer cielo y la primera tierra pasaron,  y el mar ya no existía más.

Rev 21:2  Y yo Juan vi la santa ciudad,  la nueva Jerusalén,  descender del cielo,  de Dios,  dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

Rev 21:3  Y oí una gran voz del cielo que decía:  He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres,  y él morará con ellos;  y ellos serán su pueblo,  y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

No es extraño que los testigos de Jehová piensen que se trata de ellos cuando Apocalipsis 21:24 habla de naciones, porque según su particular forma de entender las Escrituras, solamente 144.000 testigos de Jehová morarán en lo que podríamos llamar el cielo y el resto tendrá que conformarse con morar en la tierra, como una especie de premio consuelo, supongo yo.

La siguiente consulta nos llega desde Tucumán, República Argentina. El amigo oyente que nos escribe escucha nuestro programa en la emisora BBN FM Noroeste 88.9 de esa ciudad. Dice así: Quisiera formularles la siguiente consulta, porque quedé un poco confundido al leer lo que dice la Biblia en cuanto a la forma como murió Saúl el primer rey de Israel. Según 1 Samuel 31:4-5, se suicidó; pero según 2 Samuel 1:6-10, un amalecita lo mató, luego que el intento de suicidio de Saúl fracasara… ¿Cómo se explica esta aparente contradicción?

Gracias amable oyente por su consulta. La vida de Saúl fue tormentosa y ciertamente también su muerte. De su muerte da cuenta 1 Samuel 31:1-6 donde leemos lo siguiente: Los filisteos,  pues,  pelearon contra Israel,  y los de Israel huyeron delante de los filisteos,  y cayeron muertos en el monte de Gilboa.

1Sa 31:2  Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos,  mataron a Jonatán,  a Abinadab y a Malquisúa,  hijos de Saúl.

1Sa 31:3  Y arreció la batalla contra Saúl,  y le alcanzaron los flecheros,  y tuvo gran temor de ellos.

1Sa 31:4  Entonces dijo Saúl a su escudero:  Saca tu espada,  y traspásame con ella,  para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen,  y me escarnezcan.  Mas su escudero no quería,  porque tenía gran temor.  Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella.

1Sa 31:5  Y viendo su escudero a Saúl muerto,  él también se echó sobre su espada,  y murió con él.

1Sa 31:6  Así murió Saúl en aquel día,  juntamente con sus tres hijos,  y su escudero,  y todos sus varones.

De este relato se desprende que el primer rey de Israel, Saúl, se suicidó arrojándose sobre su misma espada. No quería que su vida quede a merced de los filisteos a quienes calificó de incircuncisos, la manera peyorativa de los judíos para referirse a alguien que no es judío. La muerte de Saúl por suicidio queda confirmada por el hecho que cuando su escudero constató que Saúl se había suicidado, él también se arrojó sobre su espada y se suicidó. No queda la menor sombra de duda en cuanto a que se trató de suicidio en ambos casos. Pero ahora demos lectura al texto que se encuentra en 2 Samuel 1:1-16. Aconteció después de la muerte de Saúl,  que vuelto David de la derrota de los amalecitas,  estuvo dos días en Siclag.

2Sa 1:2  Al tercer día,  sucedió que vino uno del campamento de Saúl,  rotos sus vestidos,  y tierra sobre su cabeza;  y llegando a David,  se postró en tierra e hizo reverencia.

2Sa 1:3  Y le preguntó David:  ¿De dónde vienes?  Y él respondió:  Me he escapado del campamento de Israel.

2Sa 1:4  David le dijo:  ¿Qué ha acontecido?  Te ruego que me lo digas.  Y él respondió:  El pueblo huyó de la batalla,  y también muchos del pueblo cayeron y son muertos;  también Saúl y Jonatán su hijo murieron.

2Sa 1:5  Dijo David a aquel joven que le daba las nuevas:  ¿Cómo sabes que han muerto Saúl y Jonatán su hijo?

2Sa 1:6  El joven que le daba las nuevas respondió:  Casualmente vine al monte de Gilboa,  y hallé a Saúl que se apoyaba sobre su lanza,  y venían tras él carros y gente de a caballo.

2Sa 1:7  Y mirando él hacia atrás,  me vio y me llamó;  y yo dije:  Heme aquí.

2Sa 1:8  Y me preguntó:  ¿Quién eres tú?  Y yo le respondí:  Soy amalecita.

2Sa 1:9  El me volvió a decir:  Te ruego que te pongas sobre mí y me mates,  porque se ha apoderado de mí la angustia;  pues mi vida está aún toda en mí.

2Sa 1:10  Yo entonces me puse sobre él y le maté,  porque sabía que no podía vivir después de su caída;  y tomé la corona que tenía en su cabeza,  y la argolla que traía en su brazo,  y las he traído acá a mi señor.

2Sa 1:11  Entonces David,  asiendo de sus vestidos,  los rasgó;  y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.

2Sa 1:12  Y lloraron y lamentaron y ayunaron hasta la noche,  por Saúl y por Jonatán su hijo,  por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel,  porque habían caído a filo de espada.

2Sa 1:13  Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas:  ¿De dónde eres tú?  Y él respondió:  Yo soy hijo de un extranjero,  amalecita.

2Sa 1:14  Y le dijo David:  ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?

2Sa 1:15  Entonces llamó David a uno de sus hombres,  y le dijo:  Ve y mátalo.  Y él lo hirió,  y murió.

2Sa 1:16  Y David le dijo:  Tu sangre sea sobre tu cabeza,  pues tu misma boca atestiguó contra ti,  diciendo:  Yo maté al ungido de Jehová.

David había derrotado a los amalecitas en obediencia a lo que Dios le había ordenado. Al tercer día de haber retornado al campamento en Siclag llegó al campamento un amalecita con sus vestiduras rotas y con tierra sobre su cabeza, en señal de luto. Hechas las averiguaciones, este amalecita, hizo un relato de lo que según él fue la muerte de Saúl. En esencia contó que vio a Saúl que se apoyaba sobre su lanza y que le rogó que se ponga sobre él y le mate porque la angustia se había apoderado de él porque su vida estaba aún toda en él. El amalecita supuestamente se puso sobre él y le mató, porque sabía que no podía vivir después de su caída. El amalecita prosiguió su relato afirmando que cuando notó que Saúl había muerto, tomó la corona real de la cabeza de Saúl y la argolla que traía en el brazo. El amalecita debe haber mostrado a David estos artículos como prueba que su relato era verídico. Pero detengámonos para la reflexión. Saúl había dicho que no quería que ningún incircunciso le mate y por eso pidió a su escudero israelita que lo haga, cuando el escudero israelita no quiso hacerlo, Saúl mismo se arrojó sobre su espada y se mató. ¿Cómo entonces Saúl, hubiera pedido a un amalecita, incircunsiso que le mate? Sería algo ilógico. Se trata entonces de una mentira del amalecita, quien seguramente esperando alguna recompensa de David inventó la historia que relató. Pero como afirma el dicho, el tiro le salió por la culata, porque cuando David oyó el relato ficticio del amalecita, expresó su pesar por la muerte de Saúl, y pidió que uno de sus subalternos mate al amalecita por haber tenido en poco la vida de Saúl, el ungido de Jehová. No existe ninguna discrepancia. Saúl se suicidó de la manera como se relata en 1 Samuel 31, lo que relató el amalecita y que aparece en 2 Samuel 1 es la historia falsa que el amalecita contó a David para granjearse favores, lo cual resultó en su propia muerte. La mentira siempre tiene su consecuencia amable oyente.

 

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