Desde Argentina se ha comunicado con nosotros un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: Según un amigo cristiano hubo una fuerte discusión entre Pablo y Pedro en cuanto a si los creyentes gentiles necesitaban o no someterse a las costumbres del judaísmo. Si fue así realmente, entonces ¿cómo creer que la Biblia es inspirada por Dios si allí se ve a dos siervos de Dios discutiendo? ¿Realmente hubo tal desacuerdo entre Pablo y Pedro? 

Gracias por su consulta amable oyente. Efectivamente, en la Biblia encontramos que el apóstol Pablo confrontó con mucha firmeza al apóstol Pedro por el asunto de si los creyentes gentiles deben o no someterse a algunos ritos propios del judaísmo, como la circuncisión, como requisito para considerarse realmente salvos. El relato de este hecho aparece en la carta de Pablo a los Gálatas en el capítulo 2 versículo 11 en adelante. Permítame leer hasta el versículo 21. La Biblia dice: Pero cuando Pedro vino a Antioquía,  le resistí cara a cara,  porque era de condenar.

Gal 2:12  Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo,  comía con los gentiles;  pero después que vinieron,  se retraía y se apartaba,  porque tenía miedo de los de la circuncisión.

Gal 2:13  Y en su simulación participaban también los otros judíos,  de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.

Gal 2:14  Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio,  dije a Pedro delante de todos:  Si tú,  siendo judío,  vives como los gentiles y no como judío,  ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?

Gal 2:15  Nosotros,  judíos de nacimiento,  y no pecadores de entre los gentiles,

Gal 2:16  sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,  sino por la fe de Jesucristo,  nosotros también hemos creído en Jesucristo,  para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley,  por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.

Gal 2:17  Y si buscando ser justificados en Cristo,  también nosotros somos hallados pecadores,  ¿es por eso Cristo ministro de pecado?  En ninguna manera.

Gal 2:18  Porque si las cosas que destruí,  las mismas vuelvo a edificar,  transgresor me hago.

Gal 2:19  Porque yo por la ley soy muerto para la ley,  a fin de vivir para Dios.

Gal 2:20  Con Cristo estoy juntamente crucificado,  y ya no vivo yo,  mas vive Cristo en mí;  y lo que ahora vivo en la carne,  lo vivo en la fe del Hijo de Dios,  el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Gal 2:21  No desecho la gracia de Dios;  pues si por la ley fuese la justicia,  entonces por demás murió Cristo.

Pocos años después que nació la iglesia de Cristo, fue atacada por un grupo de personas de trasfondo judío, a quienes se les conoce como judaizantes, las cuales creían que para ser salvos, los creyentes deben recibir a Cristo como su Salvador personal y además, deben someterse a algunos ritos propios del judaísmo como por ejemplo, la circuncisión. Para entonces, Pablo estaba sirviendo al Señor en la primera iglesia gentil fuera de Jerusalén, en la ciudad de Antioquía. Pablo y su colega Bernabé confrontaron a estos creyentes judíos, por esta falsa doctrina, pero no lograron ponerse de acuerdo con ellos y por tanto se decidió llevar el caso a la iglesia madre en Jerusalén. Note lo que dice Hechos 15:1-2 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos:  Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés,  no podéis ser salvos.

Act 15:2  Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos,  se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén,  y algunos otros de ellos,  a los apóstoles y a los ancianos,  para tratar esta cuestión.

Luego de presentar el asunto en la iglesia de Jerusalén, se llegó a la decisión sabia y bíblica que los creyentes gentiles no tienen necesidad de someterse a los ritos del judaísmo para ser salvos y lo único que tenían que evitar es hacer cosas que sean ofensivas para los judíos, y se les ordenó abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. Pero a pesar de esto, los judaizantes persistían en su idea de que los creyentes gentiles se sometan a algunos ritos del judaísmo para ser salvos y tenían tal poder de persuasión que inclusive el apóstol Pedro se sintió amedrentado por ellos. Pablo se dio cuenta de esto porque antes que vengan los judaizantes, supuestamente enviados por Jacobo, líder de la iglesia en Jerusalén, Pedro comía con los creyentes gentiles, algo que un judío incrédulo jamás lo haría, pero Pedro comprendía que por estar en Cristo, no hay diferencia entre judío y gentil, entre esclavo y libre, entre hombre y mujer, y concordante con esto comía a gusto con los creyentes gentiles, pero después que vinieron los judaizantes, Pedro se retraía y se apartaba de los creyentes gentiles, porque tenía miedo de los judaizantes o lo que es lo mismo de los de la circuncisión. Pablo dice que en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Fiel a su compromiso de fidelidad al principio de la salvación sólo por gracia por medio de la fe, Pablo resistió cara a cara a Pedro, porque lo que estaba haciendo Pedro era de condenar y delante de toda la iglesia de Antioquía, Pablo dijo a Pedro: Si tú, siendo judío vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? El silencio de Pedro es una tácita aceptación de su error. Acto seguido, Pablo expresó sus razones para reprender a Pedro, rescatando el principio de que todo creyente, no importa si es judío o gentil, es justificado, o declarado justo, por la sola fe, aparte totalmente de las obras, como circuncidarse, guardarse de comer alimentos impuros y cosas por el estilo. Pedro debe haber rectificado su error, porque tiempo más tarde escribe su segunda carta y en ella hace una mención bastante respetuosa de Pablo. 2 Pedro 3:15 dice: Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación;  como también nuestro amado hermano Pablo,  según la sabiduría que le ha sido dada,  os ha escrito,

Todos podemos errar en la vida, pero si lo hacemos, debemos reconocer el error, rectificarlo y continuar en el camino. Pedro lo hizo y jamás guardó resentimiento contra Pablo. De esto se trata amable oyente. Este hecho no atenta en absoluto contra la doctrina de la inspiración de las Escrituras. Lo que garantiza la inspiración de las Escrituras es que el relato en el texto original refleja exactamente lo que sucedió y ha sido registrado con las palabras que el Espíritu Santo quiso. Los hombres podemos equivocarnos, hasta un apóstol, como Pedro, pero nunca es tarde para reconocer y rectificar, como lo hizo Pedro. Gracias debemos dar a Dios por personas, como Pablo para Pedro, que Dios pone en nuestro camino para ayudarnos a reconocer un error, a veces inclusive de una manera un tanto drástica.

La segunda consulta para el programa de hoy dice así: ¿Condena la Biblia los matrimonios entre parientes cercanos?. Vemos por ejemplo que Nacor se casó con su sobrina Milca, según Génesis 11:27-29.

Es necesario reconocer, que la revelación de Dios es progresiva, y en el caso de los matrimonios se lo puede notar con facilidad. Cuando Dios creó a Adán y Eva les dio la orden de fructificar y multiplicarse sobre la faz de la tierra. En cumplimiento a este mandato, la Biblia registra en Génesis 5:4 que Adán y Eva tuvieron una familia muy numerosa. Dice que tuvieron hijos e hijas. Para que la especie humana siga propagándose fue necesario que los hijos de Adán y Eva se casen entre hermanos. Quizá más adelante se casaron entre primos o entre tíos y sobrinos, como fue el caso de Nacor y Milca que Usted acertadamente lo ha notado. Todas estas uniones estaban permitidas por Dios y la composición genética de los moradores de la tierra era tal que no representaba problema alguno para la descendencia el casarse entre parientes cercanos. Pero lo interesante del caso es que unos 700 años después, Dios dio nuevas instrucciones sobre el matrimonio imponiendo severas restricciones en lo que tiene que ver con el grado de consanguinidad de los contrayentes. Observe lo que dice Levítico 18:6; «Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová».

Es a partir de este momento que entra en vigencia la prohibición de matrimonios entre parientes cercanos y esto se mantiene hasta el día de hoy y mientras el ser humano este sobre la faz de la tierra.

 

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