Desde Temuco, Chile, nos escribe un amable oyente para hacernos la siguiente consulta: ¿Es lo mismo ser bautizado en el Espíritu Santo, que ser bautizado por el Espíritu Santo o ser lleno del Espíritu Santo? ¿A qué se refiere cada una de estas expresiones? He escuchado estas tres expresiones a algunos pastores y me han traído mucha confusión. ¿Son expresiones Bíblicas o expresiones de hombres? Y por último he escuchado a muchas personas que señalan que cuando un creyente es bautizado por el Espíritu Santo ocurre la manifestación de hablar en lenguas y citan como prueba pasajes bíblicos como HECHOS 8:5-13, cuando Felipe predicó a una multitud y muchos creyeron al Evangelio de Cristo, y HECHOS 8:14-17, para señalar que después tuvieron que imponerles las manos para recibir el Espíritu Santo, ya que una vez que recibieron el evangelio aún no habían recibido el Espíritu Santo.

Gracias por su consulta, amable oyente. Para aclarar el asunto, permítame citar el texto en 1 Corintios 12:12-13. La Biblia dice: Porque así como el cuerpo es uno,  y tiene muchos miembros,  pero todos los miembros del cuerpo,  siendo muchos,  son un solo cuerpo,  así también Cristo.

1Co 12:13  Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo,  sean judíos o griegos,  sean esclavos o libres;  y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

El pasaje comienza hablando sobre el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Así como el cuerpo humano tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también es con el cuerpo de Cristo que es la iglesia, el cual tiene muchos miembros, pero siendo muchos, son un solo cuerpo. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Cómo puede una persona llegar a ser miembro de este selecto grupo de personas conocido como el cuerpo de Cristo, o la iglesia? Bueno, no es por medio de pagar algo, o por medio de hacer algo, o por medio de cumplir con cualquier rito de cualquier religión. La respuesta a esta pregunta aparece en el versículo 13 en esa parte que dice: Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados en un cuerpo. Lo que Pablo está diciendo es que por un solo Espíritu fuimos introducidos o sumergidos en ese cuerpo de Cristo que es la iglesia. Esta es la manera como todo creyente llega a ser parte del cuerpo de Cristo que es la iglesia. Pero no nos confundamos pensando que es el Espíritu Santo quien bautiza o introduce o sumerge a los creyentes en el cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo es solamente el medio por el cual Cristo bautiza o introduce o sumerge a los creyentes en su cuerpo que es la iglesia. Esto se desprende del testimonio de Juan el Bautista, según Mateo 3:11 donde dice: Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento;  pero el que viene tras mí,  cuyo calzado yo no soy digno de llevar,  es más poderoso que yo;  él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

El bautizador no es el Espíritu Santo sino el Señor Jesucristo. Cristo Jesús bautiza o introduce o sumerge a todo creyente en su cuerpo que es la iglesia, mediante o a través del Espíritu Santo que viene a morar en cada creyente el instante que el creyente recibe a Cristo como Salvador. La preposición “por” en la frase: Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados en un cuerpo, es la preposición griega “en” que puede traducirse como “por” o “en” o “con”, pero jamás “del” como si el Espíritu Santo bautizara. Se puede hablar del bautismo por el Espíritu Santo, o bautismo en el Espíritu Santo, o bautismo con el Espíritu Santo, pero jamás, bautismo del Espíritu Santo. De modo que, amable oyente, las frases bautismo en el Espíritu Santo y bautismo por el Espíritu Santo son frases sinónimas, y se refieren a la obra que hace el Señor Jesucristo en todo creyente, mediante el Espíritu Santo, por la cual, todo creyente llega a formar parte del cuerpo de Cristo que es la iglesia. En ninguna parte del Nuevo Testamento aparece la frase bautismo del Espíritu Santo, porque simplemente, el Espíritu Santo no bautiza, sino Cristo. En su consulta, Usted habla también de la llenura del Espíritu Santo. Esta es una de las varias obras del Espíritu Santo en la vida del creyente. A diferencia del bautismo con o por o en el Espíritu Santo, la cual no depende de la voluntad del creyente, la llenura del Espíritu Santo es algo que depende de la voluntad del creyente. Por esta razón, el Nuevo Testamento ordena o manda a los creyentes a ser llenos del Espíritu Santo. Note lo que dice Efesios 5:18 No os embriaguéis con vino,  en lo cual hay disolución;  antes bien sed llenos del Espíritu,

El mandato tiene que ver con control. El apóstol Pablo está diciendo: no se dejen controlar por el alcohol del vino, porque resultará en embriaguez y una vida disoluta. Más bien, déjense controlar, o sean llenos del Espíritu, porque resultará en una vida agradable a Dios. Pablo está apelando a la voluntad del creyente. La pregunta es: ¿Cómo puede un creyente ser lleno del Espíritu Santo? La respuesta es fácil decir, pero difícil vivir. La llenura del Espíritu Santo es el resultado de la obediencia a la palabra de Dios, o de una vida en sumisión a la palabra de Dios. Romanos 12:1-2 dice: Así que,  hermanos,  os ruego por las misericordias de Dios,  que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,  santo,  agradable a Dios,  que es vuestro culto racional.

Rom 12:2  No os conforméis a este siglo,  sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,  para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,  agradable y perfecta.

La llenura del Espíritu Santo se manifestará en el creyente que presenta su vida en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es la respuesta lógica del creyente que está consciente de lo que Dios ha hecho por él. Un creyente así, no se amoldará a la forma de pensar y de actuar de este mundo sino que será constantemente transformado por medio de la renovación de su entendimiento, de modo que podrá comprobar cual es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Esto es ser lleno del Espíritu Santo. El pecado hace que un creyente lleno del Espíritu Santo o controlado por el Espíritu Santo, deje de estarlo. Note lo que dice Efesios 4:30-31 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios,  con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

Eph 4:31  Quítense de vosotros toda amargura,  enojo,  ira,  gritería y maledicencia,  y toda malicia.

Observe que después de la orden a no contristar o apagar el Espíritu Santo de Dios, Pablo ordena a dejar atrás toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. El pecado en la vida del creyente contrista o hace apagar al Espíritu Santo en la vida del creyente. La llenura del Espíritu Santo no se manifiesta por medio de hacer cosas sobrenaturales. Se manifiesta en una vida de alabanza, en una vida de sumisión a los demás, y como ya se ha dicho en una vida de obediencia a la palabra de Dios. Efesios 5:18-21 dice: No os embriaguéis con vino,  en lo cual hay disolución;  antes bien sed llenos del Espíritu,

Eph 5:19  hablando entre vosotros con salmos,  con himnos y cánticos espirituales,  cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;

Eph 5:20  dando siempre gracias por todo al Dios y Padre,  en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Eph 5:21  Someteos unos a otros en el temor de Dios.

Por otro lado, su consulta también tiene que ver con que si el bautismo con el Espíritu Santo se manifiesta en la capacidad del creyente para hablar en lenguas. La respuesta es: No. El fundamento de esta respuesta se basa en el hecho que el Nuevo Testamento enseña que todo creyente, en absoluto, ha sido bautizado por Cristo con el Espíritu Santo, como ya lo demostramos bíblicamente, pero el mismo Nuevo Testamento enseña que no todo creyente ha recibido el don de lenguas. La conclusión obvia, es que el bautismo con el Espíritu Santo no se manifiesta en el uso del don de lenguas. Finalmente, lo que se ve en los dos pasajes citados por Usted, en Hechos capítulo 8, es que los creyentes recibieron el Espíritu Santo después de haber recibido a Cristo como Salvador, una vez que vinieron apóstoles de Jerusalén. En esos pasajes bíblicos no se ve una manifestación del don de lenguas. Pero la tardanza en recibir el Espíritu Santo ocurrió en una época transitoria de la existencia de la iglesia, cuando la iglesia estaba dejando de ser una comunidad estrictamente judía para pasar a ser una comunidad no sólo judía sino también gentil. No olvide que la iglesia nació como una comunidad judía en Jerusalén, en Hechos 2, luego se extendió a la comunidad samaritana, una mezcla de judío con gentil, en Hechos 8 y finalmente se extendió a la comunidad gentil en Hechos 10. En Hechos 8, la recepción del Espíritu Santo en los creyentes se demoró hasta que estuviera presente algún líder de Jerusalén, de modo que tanto para judíos como para samaritanos y gentiles no les quede la menor duda en cuanto a que todos eran parte de ese nuevo cuerpo que estaba formándose, llamado iglesia de Cristo. A partir de Hechos 10, todo creyente recibe el Espíritu Santo el mismo momento que recibe a Cristo como su Salvador, sin demora alguna y sin la necesidad de que alguien realice imposición de manos.

 

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