Desde Honduras nos escribe una amiga oyente para decirnos lo siguiente: Soy una madre muy feliz con mi hija y mi esposo. Antes de casarme era una persona muy responsable en la iglesia, pero ya es bastante tiempo desde que me retiré. A veces siento que me hace mucha falta asistir, pero pongo el pretexto de que tengo que hacer el aseo en la casa y no voy, y eso me hace sentir muy mal. Soy una joven que desde que nací mi madre me llevaba a la iglesia. Quiero que me aconsejen por favor. 

Con mucho gusto, amiga oyente. Lo primero que me gustaría preguntarle es lo siguiente: ¿Es Usted creyente? Antes que me dé una respuesta rápida, note que no le estoy preguntando si iba o está yendo a una iglesia evangélica. Lo que le estoy preguntando es si alguna vez, recibió a Cristo como su único y suficiente Salvador. Si su respuesta es afirmativa, me alegro mucho y le felicito. Si su respuesta es negativa, le animo a que lo antes posible tome esta decisión, reconociendo que todos hemos pecado y por tanto estamos destituidos de la gloria de Dios, reconociendo que la paga del pecado es muerte, reconociendo que Dios ama al pecador y por eso envió a su Hijo unigénito a morir en lugar del pecador y reconociendo que para recibir el perdón de su pecado lo único que necesita hacer es recibir a Cristo como su Salvador. Asumiendo que ya había tomado la decisión de recibir a Cristo como su Salvador o que lo hizo en este momento, el siguiente paso sería tomar la decisión de dedicar o consagrar su vida al Señor. Note lo que dice Romanos 12:1-2 Así que,  hermanos,  os ruego por las misericordias de Dios,  que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,  santo,  agradable a Dios,  que es vuestro culto racional.

Rom 12:2  No os conforméis a este siglo,  sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,  para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,  agradable y perfecta.

Esto habla de una decisión personal que todo creyente debe tomar en el sentido de consagrar o dedicar su vida al Señor. Si Usted toma esta decisión de corazón, deberá poner a Dios como lo más importante de su vida. Esto implica que debería dedicar parte de su tiempo a la lectura y el estudio personal de la Biblia y también dedicar parte de su tiempo a la oración personal. Además, le aconsejo que busque la forma para que una mujer creyente madura en la fe le discipule. El discipulado es la manera como un creyente maduro ayuda a un creyente tierno a crecer en la fe. Durante el proceso de discipulado se irán haciendo evidentes las áreas de su vida en las cuales es necesario trabajar. Durante el proceso de discipulado, aprenderá sobre la seguridad de salvación, sobre la necesidad de bautizarse en agua, sobre la importancia de escoger sus amigos, sobre la ofrenda, sobre cómo compartir su fe con otros, sobre cómo ser una buena esposa, sobre cómo criar a sus hijos, sobre cómo luchar contra la tentación, y lo que tanto Usted necesita, sobre, la responsabilidad, no… mejor sobre el privilegio de congregarse. Note lo que dice Hebreos 10:25 no dejando de congregarnos,  como algunos tienen por costumbre,  sino exhortándonos;  y tanto más,  cuanto veis que aquel día se acerca.

Esto es un mandato para cada creyente, amable oyente. Si Usted ha dedicado su vida al Señor, no puede vivir sin congregarse. No espere sentir que debe ir a la iglesia, vaya aunque no sienta que debe ir. Es una cuestión de la voluntad. Es cuestión de obedecer lo que Dios ha dicho en su palabra. Organice su vida y sus tareas de hogar de manera que le permita asistir a las reuniones de la iglesia al menos todos los domingos. Satanás hará todo lo posible para evitar que se congregue, pero no se rinda ante las artimañas de Satanás. Vénzalo con el poder del Espíritu Santo que ya mora en Usted. A medida que se va congregando llegará un momento cuando congregarse no será un deber sino un deleite. Usted me ha dicho simplemente que es feliz con su hija y con su esposo, pero no me ha dicho nada sobre la condición espiritual de su esposo. Por alguna razón tiendo a pensar que tal vez su esposo no es creyente. Si ese es el caso, ore mucho a Dios por él, para que él también llegue a ser un hijo de Dios y cuando eso pase, él será como el profeta en la casa, quien habla a la familia a nombre de Dios y será como el sacerdote en la casa, quien habla a Dios a nombre de la familia. Que el Señor le guíe a ser fiel a él.

La segunda consulta para el programa de hoy tiene que ver con el bautismo en agua y dice así: UNA PERSONA NO QUIERE BAUTISARCE EN AGUA PORQUE TIENE VERGUENZA DE PRESENTARSE ANTE TODA LA CONGREGACIÓN. ¿CÓMO LE ANIMO?. OTRA PERSONA DICE QUE NO SIENTE AUN EL LLAMADO PARA BAUTIZARCE, QUE NO ESTA PREPARADA PARA AQUELLO, ¿COMO PUEDO ANIMAR A ESTA PERSONA?

¿NOSOTROS COMO CREYENTES EN CRISTO, TENEMOS AUTORIDAD PARA BAUTIZAR? ¿LO PUEDO HACER YO? 

Por regla general, el bautismo en agua es una ordenanza para la iglesia. Así se lo ve en textos como Mateo 28:18-20 donde dice: Y Jesús se acercó y les habló diciendo:  Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

Mat 28:19  Por tanto,  id,  y haced discípulos a todas las naciones,  bautizándolos en el nombre del Padre,  y del Hijo,  y del Espíritu Santo;

Mat 28:20  enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado;  y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,  hasta el fin del mundo.  Amén.

Esta es la orden que dio el Señor Jesucristo a sus discípulos. En obediencia a esta orden, Pedro y los demás discípulos bautizaron a como tres mil personas el día de Pentecostés, las cuales previamente habían recibido al Señor Jesucristo como su Salvador. En obediencia a esta orden, Felipe bautizó al etíope tan pronto éste recibió al Señor Jesucristo como Salvador. A decir verdad, en el Nuevo Testamento, no existe ni un solo caso de un creyente que no se hubiera bautizado en agua, y eso a pesar que en alguna etapa de la existencia de la iglesia, el bautizarse en agua en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, era equivalente a colgarse una sentencia de muerte por la persecución del imperio romano. Pero para los primeros discípulos no había nada que les haga desistir de bautizarse. Fue en épocas posteriores de la vida de la iglesia cuando las personas recibían a Cristo como Salvador, y se tomaban su tiempo antes de ser bautizados en agua. En cuanto a esa persona, asumo creyente, que no se bautiza en agua porque tiene vergüenza de estar frente a la congregación, tal vez Usted podría hacerle reflexionar sobre el hecho que el Señor Jesús no tuvo vergüenza de ser colgado desnudo en una cruz y morir como un criminal para poder salvar a esa persona. A la luz de esto, ¿será mucho pedir que la persona favorecida, porque su pecado ha sido perdonado, tenga vergüenza de estar ante un grupo de personas dando un testimonio público de su fe en Cristo? Además, la Biblia dice que a los que verdaderamente somos del Señor, Dios nos no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, para no temer o tener vergüenza de la persona del Señor Jesucristo. Note lo dice 2 Timoteo 1:7-9 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía,  sino de poder,  de amor y de dominio propio.

2Ti 1:8  Por tanto,  no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor,  ni de mí,  preso suyo,  sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,

2Ti 1:9  quien nos salvó y llamó con llamamiento santo,  no conforme a nuestras obras,  sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,

A la luz de lo que dice la palabra de Dios, es insostenible que alguien no se bautice en agua por tener vergüenza de estar delante de la congregación. Ahora, permítame referirme a esa otra persona, asumo que será creyente, que todavía no se bautiza porque según ella no siente todavía el llamado para bautizarse. Este es un error que muchos creyentes cometen. En la vida cristiana las cosas no se hacen por sentir que se deben hacer o no hacer, sino por lo que dice la palabra de Dios. Como ya se ha mencionado, el bautizarse en agua para los creyentes es un mandato y los creyentes deben cumplirlo independientemente de lo que sientan. Si ese creyente no se bautiza en agua hasta sentir que debe hacerlo, seguirá esperando hasta morirse. Le sugiero que hable con esta persona y le haga entender que el bautismo en agua es cuestión de obediencia, no de sentimientos. Dios por medio de su palabra ya nos ha ordenado a todos los creyentes a bautizarnos en agua, no hace falta por tanto esperar algún llamado, entre comillas. Finalmente, cualquier creyente, fiel, maduro y de buen testimonio puede bautizar en agua a otro creyente. Esto lo vemos en el caso de Felipe bautizando al etiope. Felipe no era apóstol, ni anciano, ni pastor, ni obispo, sino un fiel diácono, de buen testimonio y lleno del Espíritu Santo. En algunas iglesias locales se permite que cualquier creyente maduro en la fe y de buen testimonio bautice a otro creyente y en algunas iglesias locales esto es privativo de los pastores únicamente. Todo depende de lo que cada iglesia local ha adoptado como norma para realizar los bautizos en agua. En esto no se puede ser dogmático.

 

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