Un asiduo visitante de nuestro sitio de Internet, ha leído un artículo sobre las ciudades de refugio en el Antiguo Testamento y al respecto nos hace la siguiente consulta: Si el asesino involuntario salía de la cuidad de refugio antes de la muerte del sumo sacerdote podía ser muerto por el vengador de la sangre. Mi consulta es: ¿Implica esto que si un cristiano verdadero, ha caído en el pecado y deja pasar el tiempo sin retornar al arrepentimiento, puede perder la salvación?

Gracias por su consulta amable oyente. Vamos a dar lectura al pasaje bíblico en el Antiguo Testamento acerca de las ciudades de refugio, en lo que tiene que ver específicamente con esto de si el asesino involuntario salía de la ciudad de refugio. Se encuentra en el libro de Números 35:25-28. La Biblia dice: y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre,  y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio,  en la cual se había refugiado;  y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote,  el cual fue ungido con el aceite santo.

Num 35:26  Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio,  en la cual se refugió,

Num 35:27  y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio,  y el vengador de la sangre matare al homicida,  no se le culpará por ello;

Num 35:28  pues en su ciudad de refugio deberá aquél habitar hasta que muera el sumo sacerdote;  y después que haya muerto el sumo sacerdote,  el homicida volverá a la tierra de su posesión.

Las ciudades de refugio son un cuadro o un símbolo, de la posición que tiene el creyente ante Dios. Por haber recibido a Cristo como su Salvador el creyente ha entrado a una ciudad de refugio, por decirlo así, o a un estado espiritual en el cual tiene protección absoluta de modo que su acusador, Satanás, está impedido de hacerle pagar con la muerte eterna por el hecho de ser pecador. La protección en la ciudad de refugio duraba hasta que el sumo sacerdote moría. En el caso del creyente, su Sumo Sacerdote es Cristo Jesús y por ser Dios, no muere jamás, de modo que el creyente puede disfrutar de seguridad eterna en su ciudad de refugio. La ley del Antiguo Testamento en lo que tiene que ver con las ciudades de refugio, proporcionaba una seguridad temporal para el asesino involuntario, pero en Cristo Jesús, los creyentes tenemos seguridad eterna. No existe la posibilidad de que un creyente sea sacado de su ciudad de refugio o que por sí mismo salga de su ciudad de refugio. Note lo que dice Romanos 8:35-39 ¿Quién nos separará del amor de Cristo?  ¿Tribulación,  o angustia,  o persecución,  o hambre,  o desnudez,  o peligro,  o espada?

Rom 8:36  Como está escrito:

Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; 

 Somos contados como ovejas de matadero.

Rom 8:37  Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Rom 8:38  Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir,

Rom 8:39  ni lo alto,  ni lo profundo,  ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,  que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

En el Antiguo Testamento, quien entraba a la ciudad de refugio podía perder la vida si salía de la ciudad de refugio antes que muera el sumo sacerdote, pero en el Nuevo Testamento, no existe la posibilidad de que un creyente salga de la seguridad que le brindó Cristo cuando ese creyente le recibió como Salvador.

La segunda consulta de nuestro amigo oyente tiene que ver con el hecho que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Nos consulta si esto incluye los rasgos de eternidad.

Gracias por su consulta amable oyente. Lo primero que viene a mi mente tiene que ver con el concepto de eternidad. A riesgo de sobre simplificar un asunto tan profundo, eternidad es duración infinita, esto es, duración sin comienzo y sin fin. Con este concepto en mente, consideremos lo que significa el hecho que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. La imagen de Dios no denota parecido físico. De acuerdo con lo que enseñan las Escrituras Dios es Espíritu, no hombre, y como tal, Dios no posee un cuerpo físico. La imagen y semejanza podría por tanto referirse a una semejanza trina. El hombre es un ser tripartito, posee espíritu, alma y cuerpo. Dios es un ser trino. La imagen y semejanza también podría contemplar la característica de personalidad que tanto Dios como el hombre poseen. Ambos son personas porque tienen intelecto, voluntad y emociones o sentimientos. La imagen y semejanza podría también involucrar el ser infinito con el cual Dios ha dotado al hombre. La existencia sin fin es una parte inseparable de la herencia del hombre como una criatura hecha según la imagen y semejanza de Dios. La imagen y semejanza con toda seguridad se refiere a la semejanza moral el intelectual. Así que, amable oyente, en cierto sentido, la imagen y semejanza de Dios con la cual fue creado el hombre, implica algún rasgo de eternidad, por el hecho que el hombre, aunque fue creado por Dios, es decir tuvo un comienzo, sin embargo su alma y espíritu trasciende a la eternidad, porque no tiene fin. El hombre no es Dios sino creación de Dios. El hombre tiene un comienzo, pero no tiene fin. Aún su cuerpo físico, una vez muerto, será resucitado algún día, para existir por la eternidad, ya sea en el cielo o en el infierno. En el libro de Eclesiastés existe un texto que a muchos les ha llevado a pensar que el hombre es un ser eterno, como Dios, en el sentido que no tiene comienzo y no tiene fin. Me refiero a Eclesiastés 3:11 donde dice: Todo lo hizo hermoso en su tiempo;  y ha puesto eternidad en el corazón de ellos,  sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.

Pero lo que este versículo dice es que Dios ha dado al hombre una proyección eterna para que pueda mirar más allá de su existencia en el mundo en el que vive, y pueda apreciar las cosas que Dios ha revelado en su palabra en cuanto a la vida eterna. No obstante, Dios no ha revelado al hombre todos los misterios de la vida.

Desde Ecuador se ha comunicado con nosotros un amigo oyente para preguntarnos acerca del Noajismo.

Gracias por su consulta, amable oyente. El Noajismo viene de la palabra inglesa Noahism, que simplemente significa Noeismo, nombre que se da a las leyes de Noé. Se trata de un conjunto de siete mandamientos morales, los cuales, según el Talmud, fueron dadas por Dios a Noé como leyes obligatorias para toda la humanidad. Según el judaísmo, cualquier no judío que viva según estas leyes, se considera un gentil justo y tiene su lugar seguro en el mundo venidero, el concepto judaico del cielo. A los adherentes a estas siete leyes de Noé, se los conoce como los hijos de Noé, o los seguidores del Noeismo y pueden tener alguna participación en las sinagogas judías. Las siete leyes del Noajismo son las siguientes.

Primera, la prohibición de la idolatría. Existe un solo Dios y no se debe tener ningún ídolo.

Segunda, la prohibición del asesinato. No se debe quitar la vida a ninguna persona.

Tercera, la prohibición del robo. No se debe tomar lo que es ajeno.

Cuarta, la prohibición de promiscuidad sexual. No se debe tener relaciones sexuales con nadie que no sea el esposo o la esposa.

Quinta, la prohibición de blasfemar. Se debe reverenciar a Dios y no blasfemar contra él.

Sexta, la prohibición de ser crueles con los animales. No se debe comer carne tomada de un animal mientras está vivo.

Séptima, el establecimiento de un sistema judicial que juzgue rectamente el cumplimiento de las seis leyes anteriores.

Esto es en esencia el Noajismo o Noeismo. Desde un punto de vista bíblico se trata del cumplimiento de algunas de las leyes que Dios dio a su pueblo Israel en el monte Sinaí por medio de Moisés. Pero no debemos olvidar que ni judíos, ni gentiles podemos entrar al cielo por cumplir un conjunto de leyes, no importa si se trata de la ley de Moisés o la ley de Noé, porque la salvación no depende del cumplimiento de leyes sino de haber recibido por la fe al Señor Jesucristo. Es bueno que alguien trate de cumplir con las leyes que supuestamente Dios dio a Noé, pero está muy mal que piense que por eso se va a ganar el cielo. Entre paréntesis, el Noajismo o Noeismo, no reconoce la existencia de un Dios trino, es decir que rechaza el concepto neo testamentario de la doctrina de la trinidad.

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *