Por medio del correo electrónico se ha comunicado con nosotros una amiga oyente para hacernos una observación más que una consulta. Dice así: Hola, soy cristiana y quería decirles que es muy buena la información que colocan en su página web, es una información muy importante para todo el mundo, pero temo que falta algo muy pero muy importante en todo este plan de salvación que presentan. En Marcos 16:15,16 el Señor deja el siguiente mensaje: «15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que cree y es bautizado será salvo; pero el que no cree será condenado». Cristo nos manda a predicar el Evangelio y el que cree en él y es bautizado es salvo, también en 1 Corintios 15:1-4 El apóstol Pablo habla de que enseña lo que él recibió, es decir, el evangelio: «Además, hermanos, os declaro el evangelio que os prediqué y que recibisteis y en el cual también estáis firmes; 2 por el cual también sois salvos, si lo retenéis como yo os lo he predicado. De otro modo, creísteis en vano.
3 Porque en primer lugar os he enseñado lo que también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras» Y el Evangelio es: Sepultura, muerte y Resurrección de Cristo. Tengo muchas otras citas bíblicas que mencionan cuáles son los requisitos para ser salvo.
Confieso que tengo un poquito de dificultad en entender el propósito real de su observación. Pido perdón de antemano si no estoy captando totalmente el sentido de lo que me está diciendo. Me da la impresión que Usted está insinuando que el bautismo es requisito para ser salvo, fundamentándose en lo que aparentemente dice Marcos 16:16 donde leemos: El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Si el bautismo fuera requisito para la salvación además de la fe en la persona y obra del Señor Jesucristo, éste sería el único pasaje en la Biblia que lo afirmara, y si fuera así estaría en abierta oposición a muchos otros pasajes bíblicos en los cuales es evidente que la salvación es única y exclusivamente por la fe en la persona y obra del Señor Jesucristo. Por ejemplo, el ladrón que fue crucificado junto al Señor Jesús, y que poco antes de morir reconoció que el Señor Jesús es el Cristo y confió en él como Salvador cuando le dijo: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Este ladrón no pudo ser bautizado, sin embargo fue salvo, como se demuestra en las palabras que le dijo el Señor Jesús, según Lucas 23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Si el bautismo fuera requisito para la salvación, hubiera sido de esperarse que el Señor Jesús bautice a todo el que estaba dispuesto a recibirle como Salvador, pero el Señor Jesús no bautizaba, conforme a lo que dice Juan 4:1-3 donde leemos: Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
Joh 4:2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
Joh 4:3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
Lo mismo podríamos decir del Apóstol Pablo. Si el bautismo fuera necesario para la salvación, sería de esperarse que Pablo hubiera bautizado a mucha gente, pero ese no fue el caso. Hablando a los creyentes de Corinto note lo que les dijo, según 1 Corintios 1:14-17 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,
1Co 1:15 para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre.
1Co 1:16 También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro.
1Co 1:17 Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
Pablo estaría muy equivocado al decir que Cristo no le envió a bautizar, si el bautismo fuera requisito para la salvación. De modo que, amable oyente, el bautismo jamás ha sido ni será requisito para la salvación, además de la fe en la persona y obra del Señor Jesucristo. Existen muchos textos bíblicos donde esto se declara de forma contundente. Solamente permítame citar Romanos 3:24-28 donde dice: siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
Rom 3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
Rom 3:26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Rom 3:27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.
Rom 3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
La justificación, que no es otra cosa sino el ser declarado justo por Dios, por lo cual un pecador es perdonado y salvado, es resultado de la sola fe en la sola persona y obra de Cristo. El momento que añadimos algo, no importa si es el bautismo o cualquier otra cosa a la sola fe, estamos predicando un evangelio diferente al que tenemos en la Biblia y esto es condenado por Dios. Gálatas 1:6-9 dice: Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
Gal 1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
Gal 1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Gal 1:9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Siendo así, entonces ¿Por qué es que Marcos 16:16 dice que el que creyere y fuere bautizado será salvo? Bueno, simplemente para mostrar que todo el que genuinamente y sinceramente recibe por la sola fe a Cristo como Salvador, ya es salvo y como una manifestación o un resultado de ser salvo, es bautizado. El mismo versículo, Marcos 16:16 confirma este hecho cuando a renglón seguido dice: Mas el que no creyere será condenado. La sola falta de fe en la persona y obra de Cristo es lo que conduce a una persona a la condenación, no la falta de bautismo. El texto no dice: Mas el que no creyere y no fuere bautizado será condenado. El bautismo en agua es simplemente un paso más de obediencia que todo creyente debe cumplir. Es también una forma simbólica de manifestar que hemos muerto con Cristo, hemos sido sepultados con Cristo y hemos resucitado a una nueva con Cristo. El bautismo en agua es para los que ya somos creyentes, no para que lleguemos a ser creyentes.
La siguiente consulta nos llega desde Quito, Ecuador. Es de un joven amigo oyente, quien nos dice lo siguiente: ¿Qué significado, enseñanza e interpretación tiene para el creyente el pasaje bíblico de Mateo 22:15-22 que habla sobre la cuestión del tributo?. Además, ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: «Dad, al César lo que es del César; y a Dios lo que es de Dios?
Gracias por su consulta. Permítame leer el pasaje bíblico mencionado en su consulta. Mateo 22:15-22 dice: Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra.
Mat 22:16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.
Mat 22:17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?
Mat 22:18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
Mat 22:19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
Mat 22:20 Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción?
Mat 22:21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Mat 22:22 Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.
El tributo era un impuesto anual de un denario que cada judío tenía que pagar a Roma. Por el hecho que este dinero se usaba para mantener al ejército romano de ocupación, los judíos aborrecían pagar este tributo. Pero lo que más les dolía era el hecho que al pagar el tributo a Roma estaban admitiendo que eran de propiedad de Roma, a pesar que ellos se consideraban como propiedad de Dios. Si Jesús hubiera respondido que es lícito dar tributo al César hubiera ofendido a los judíos. Si Jesús hubiera respondido que no es lícito dar tributo al César hubiera podido ser acusado de rebelión por parte de los herodianos quienes miraban con buenos ojos a los romanos. Sabiendo que estaba siendo puesto a prueba, Jesús pidió que le muestren la moneda del tributo y los judíos le presentaron un denario. Se trataba de una moneda acuñada por el César, la cual, en una cara tenía el rostro del César y en la otra cara tenía la figura del César vestido con su ropaje real y sentado en su trono. Jesús entonces preguntó: De quién es la imagen y la inscripción. Los judíos no podían negar que era de César. Jesús entonces mencionó esa popular frase: Dad pues a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios. La imagen de César estaba estampada en el denario y eso indicaba que ese denario pertenecía a César, pero de la misma manera, la imagen de Dios estaba estampada en el ser humano, porque fue creado a imagen y semejanza de Dios, y eso indicaba que pertenecía a Dios. Como sujetos bajo el dominio romano los judíos debían someterse al César, pero como sujetos bajo el dominio de Dios, los judíos bebían también someterse a Dios. El creyente tiene doble ciudadanía. Como ciudadano de determinado país debe someterse a las autoridades de ese país y como ciudadano del reino celestial debe someterse a Dios. Esta es la enseñanza de este pasaje bíblico.
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