Desde Nazca, Perú nos escribe un amigo oyente para consultarnos acerca del significado del pasaje bíblico en Lucas 24:39. Nos pregunta si un espíritu tiene forma humana. También nos pregunta por qué Jesús dijo que tenía carne y huesos, a la luz de 1 Corintios 15:50 donde dice que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios.
Gracias por su consulta amable oyente. Vamos a dar lectura al texto bíblico que se encuentra en Lucas 24:36-43 dentro del cual está el versículo materia de su consulta. Así tomaremos en cuenta el contexto. La Biblia dice: Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
Luk 24:37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
Luk 24:38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
Luk 24:39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Luk 24:40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
Luk 24:41 Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
Luk 24:42 Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
Luk 24:43 Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
El Señor Jesús ya había muerto, había sido sepultado y había resucitado al tercer día. Algunas mujeres habían visto ya al Señor Jesús resucitado y se lo habían dicho a los apóstoles y a los discípulos. Pero los apóstoles y demás discípulos tenían muchas dificultades para creer que el Señor Jesús había resucitado de los muertos y por tanto estaba vivo. Inclusive Pedro y Juan habían visto el sepulcro vacío, pero parecía como que el testimonio de Simón no fuera suficiente para convencer a los apóstoles que el Señor Jesús estaba realmente vivo. Mientras los apóstoles y los discípulos hablaban sobre esto, entraron al lugar donde estaban reunidos los dos discípulos que se encontraron con el Señor Jesús resucitado en el camino hacia Emaús y dijeron: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón, y dicho esto comenzaron a contar como había su encuentro con el Señor Jesús resucitado. Todos deben haber estado muy asombrados por las noticias que estaban recibiendo. En eso, sin tocar la puerta, simplemente apareció en medio de todos ellos el mismo Señor Jesucristo resucitado y les saludó diciendo: Paz a vosotros. Los apóstoles y los discípulos que allí estaban se espantaron sobremanera, y presa del pánico pensaron que lo que veían era un espíritu. El Señor Jesús entonces los reprendió diciendo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Luego les mostró sus manos y sus pies, que deben haber tenido las heridas de los clavos, para que los apóstoles y los discípulos comprueben que era el mismo Señor Jesús. Inclusive ellos podían tocarlo o palparlo si querían. Entonces el Señor Jesús pronunció esas palabras: Palpad y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Con estas palabras, el Señor Jesús estaba afirmando algo que tal vez por el miedo los apóstoles y discípulos estaban olvidando. ¿Cómo puede ser un espíritu si se lo puede ver y se lo puede hasta palpar? De esto se desprende que los espíritus son personas, pero no tiene forma percibible con los sentidos humanos, no se los puede ver, no se los puede oír, no se los puede tocar, no se los puede oler, no pueden hablar. El Señor Jesús resucitado no era un espíritu, sino una persona a quien se podía ver, se podía oír, se podía palpar, se podía oler, podía hablar. A esto se refirió el Señor Jesús cuando dijo que tiene carne y huesos. Pero ni aún así, los apóstoles y los discípulos estaban del todo convencidos que se trataba del mismo Señor Jesús resucitado. Dice el texto que todavía, de gozo, no lo creían y estaban maravillados. El Señor Jesús por tanto les dará una prueba más. Les mostrará que hasta puede comer, como lo hacen los seres humanos. Hizo la pregunta: ¿Tenéis aquí algo de comer? Los discípulos le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. El Señor Jesús tomo esto y lo comió delante de todos. A nadie le debe haber quedado duda de que el Señor Jesús realmente estaba vivo y que no era un espíritu. Así que, amable oyente, los espíritus son personas, tienen intelecto, voluntad y emociones o sentimientos, pero no tienen cuerpo, el Señor Jesús resucitado, no era un espíritu, porque tenía un cuerpo que se podía percibir con los sentidos, pero era un cuerpo glorificado, esto significa un cuerpo adaptado para morar en el cielo, un cuerpo semejante al que nosotros vamos a tener algún día, cuando también resucitemos de los muertos. En cuanto a su otra inquietud, con respecto a 1 Corintios 15:50, permítame leer este texto. Dice así: Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
Lo que este versículo está diciendo es que los cuerpos como los que tenemos ahora, Pablo los describe como carne y sangre, no están adaptados para morar en el cielo. Dios nos va a dar cuerpos glorificados cuando resucitemos y esos cuerpos glorificados están adaptados para morar en el cielo. Eso es lo que dice el versículo siguiente: He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
El cuerpo que tiene el Señor Jesucristo en la actualidad es un cuerpo glorificado, por eso mora con Dios en el cielo.
La segunda consulta de nuestro amigo oyente dice así: ¿Puede ser salva una persona que no ha sido escogida desde antes de la fundación del mundo?
Su consulta tiene que ver con la doctrina de la elección. Esta doctrina representa un serio desafío para la mente humana, así que es menester considerar qué es lo que la Biblia enseña y no enseña acerca de este apasionante tema. Primero, la Biblia enseña que Dios escoge a algunos para salvación. 2 Tesalonicenses 2:13 dice: Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,
La Biblia también enseña que los creyentes somos elegidos según la presciencia de Dios Padre, conforme a 1 Pedro 1:2. Enseña que los que somos elegidos hemos oído y obedecido lo que dice el Evangelio, según 1 Tesalonicenses 1:4-7. Por otro lado, la Biblia nunca enseña que Dios escoge a algunos para condenación. El hecho que Dios escoja a algunos para salvación no implica que Él arbitrariamente condena al resto. Dios nunca condena a hombres que merecen ser salvos, porque no hay ninguno, sino que salva a algunos que merecemos ser condenados. La doctrina de la elección hace que Dios sea Dios. Él es soberano, es decir que Él puede hacer lo que le plazca, aunque a Él nunca le place hacer algo injusto. Pero existe otra faceta en este asunto. La misma Biblia que enseña la elección soberana también enseña la responsabilidad del hombre. Nadie puede usar la doctrina de la elección como una excusa para no ser salvo. Dios hace una oferta legítima de salvación a toda persona en textos como Juan 5:24 donde dice: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Todo el que quiera puede ser salvo por medio de recibir al Señor Jesucristo como Salvador. Por tanto si una persona se condena, es porque esa persona lo decidió así, mas no porque Dios no le escogió. El hecho es que la misma Biblia enseña la elección soberana de Dios y la salvación gratuita a todos los que la deseen. Ambas doctrinas se entrelazan en un solo texto. Me refiero a Juan 6:37 donde dice: Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
La primera parte de este texto habla de la elección soberana de Dios, la segunda parte habla de la oferta de salvación para todos. Esto representa un conflicto para la mente humana, ¿Cómo puede Dios escoger solamente a algunos para salvación y a la vez ofrecer la salvación a todos? Es un misterio para nosotros, humanos, pero no para Dios. Lo más prudente es aceptar las dos cosas tal cual como aparecen en la Biblia. Así que a su pregunta de si una persona que no ha sido elegida por Dios para salvación desde antes de la fundación del mundo puede ser salva, la mejor respuesta sería, esa persona no puede ser salva, no porque no ha sido elegida por Dios para salvación desde antes de la fundación del mundo, sino porque esa persona se rehúsa a recibir a Cristo como Salvador.
0 comentarios