La primera consulta nos llega desde Trujillo, Perú. Es de un amigo oyente quien escucha nuestro programa en Radio Integridad. Nos pregunta en cuanto al texto en Hechos 1:8 donde dice: Pero recibiréis poder cuando haya venido el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, etc. Entonces entiendo yo que ese poder no es para ahora, porque está diciendo: recibiréis, tiempo futuro. Por favor acláreme esto. 

Muchas gracias por su consulta, amable oyente. Vamos a leer el texto en Hechos 1:4-8. La Biblia dice: Y estando juntos,  les mandó que no se fueran de Jerusalén,  sino que esperasen la promesa del Padre,  la cual,  les dijo,  oísteis de mí.

Act 1:5  Porque Juan ciertamente bautizó con agua,  mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

Act 1:6  Entonces los que se habían reunido le preguntaron,  diciendo:  Señor,  ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?

Act 1:7  Y les dijo:  No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones,  que el Padre puso en su sola potestad;

Act 1:8  pero recibiréis poder,  cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,  y me seréis testigos en Jerusalén,  en toda Judea,  en Samaria,  y hasta lo último de la tierra.

El Señor Jesús había muerto y había resucitado de entre los muertos. Estando junto a sus discípulos les ordenó que no se fueran de Jerusalén. ¿Por qué? Pues porque allí, en Jerusalén, tenían que esperar el cumplimiento de algo que había prometido el Padre y que les fue comunicado por el mismo Señor Jesucristo. El Señor Jesucristo se estaba refiriendo a lo que aparece en Juan 14:16-18 donde dice: Y yo rogaré al Padre,  y os dará otro Consolador,  para que esté con vosotros para siempre:

Joh 14:17  el Espíritu de verdad,  al cual el mundo no puede recibir,  porque no le ve,  ni le conoce;  pero vosotros le conocéis,  porque mora con vosotros,  y estará en vosotros.

Joh 14:18  No os dejaré huérfanos;  vendré a vosotros.

El Señor se iba a ir a la gloria de su Padre, pero eso no significa que los discípulos se iban a quedar huérfanos, porque el Señor Jesús vendría a ellos en la persona del Consolador, quien estará con los discípulos para siempre. El Consolador es el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce, pero los discípulos le conocen, porque mora con ellos y en un futuro estará en ellos. Así como Juan el Bautista bautizaba con agua, el Señor Jesús bautizará, tiempo futuro, con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Note esto, el Señor Jesús, estaba anunciando que dentro de no mucho tiempo los discípulos iban a ver el cumplimiento de la promesa del Padre, anunciada por el Señor Jesucristo, en cuanto a la venida del Consolador o el Espíritu Santo. El Señor Jesucristo bautizará entonces a los discípulos con el Espíritu Santo. Al oír esto, los discípulos sintieron inquietud en cuanto a cuándo el Señor Jesucristo iba a restaurar el reino a Israel. La respuesta del Señor Jesús fue que no corresponde a los discípulos saber los tiempos o las sazones, porque eso es algo que solamente el Padre lo conoce. Sin embargo, cuando venga el Consolador, el Espíritu Santo, el cual fue prometido por el Padre y anunciado por el Señor Jesucristo, entonces los discípulos recibirán poder, y en ese poder saldrán a dar testimonio a favor del Señor Jesucristo en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hasta este momento que el Señor Jesús pronunciaba estas palabras, todo era futuro, pero recuerde que el Señor Jesucristo habló de que no tardaría mucho tiempo hasta que se cumpla la promesa hecha por el Padre. Pues no pasó mucho tiempo hasta que vino el cumplimiento de la promesa. Su relato aparece en Hechos 2:1-4 donde dice: Cuando llegó el día de Pentecostés,  estaban todos unánimes juntos.

Act 2:2  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba,  el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;

Act 2:3  y se les aparecieron lenguas repartidas,  como de fuego,  asentándose sobre cada uno de ellos.

Act 2:4  Y fueron todos llenos del Espíritu Santo,  y comenzaron a hablar en otras lenguas,  según el Espíritu les daba que hablasen.

Esto fue el cumplimiento de la promesa del Padre, anunciada por el Señor Jesucristo. El Señor Jesucristo bautizó a los discípulos con el Espíritu Santo y el Espíritu Santo que moraba en ellos los llenó. Las señales sobrenaturales indicaban que era algo totalmente nuevo que estaba comenzando. Lo que antes era futuro, cuando el Señor Jesús dijo: Pero recibiréis poder, a partir del día de Pentecostés ya era presente, el Espíritu Santo ya había dado poder a los discípulos. Con este poder los discípulos estaban en capacidad de ser testigos de Cristo en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. A partir de Pentecostés, toda persona que recibe a Cristo como Salvador, es bautizada con el Espíritu Santo, o introducida en el cuerpo de Cristo que es la iglesia, y además el Espíritu Santo mora en esa persona y por tanto tiene poder para ser testigo de Cristo en cualquier lugar donde se encuentre. Espero que esta explicación le ayude a clarificar este asunto.

Desde Bahía Blanca, Argentina nos escribe un amigo oyente quien escucha nuestra programación en FM Decisión 106.7 y dice así: Según Apocalipsis 20:1-3 el diablo será atado y encadenado y arrojado en el abismo por 1000 años. Mi pregunta es: ¿Por qué Dios lo va a soltar, si luego lo a arrojar nuevamente al abismo? ¿Por qué no lo dejó definitivamente en el abismo la primera vez?

Muy interesante su consulta amable oyente. Demos lectura a dos pasajes bíblicos. El primero se encuentra en Apocalipsis 20:1-3. La Biblia dice: Vi a un ángel que descendía del cielo,  con la llave del abismo,  y una gran cadena en la mano.

Rev 20:2  Y prendió al dragón,  la serpiente antigua,  que es el diablo y Satanás,  y lo ató por mil años;

Rev 20:3  y lo arrojó al abismo,  y lo encerró,  y puso su sello sobre él,  para que no engañase más a las naciones,  hasta que fuesen cumplidos mil años;  y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

Ahora leamos el texto en Apocalipsis 20:7-10. La Biblia dice: Cuando los mil años se cumplan,  Satanás será suelto de su prisión,

Rev 20:8  y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra,  a Gog y a Magog,  a fin de reunirlos para la batalla;  el número de los cuales es como la arena del mar.

Rev 20:9  Y subieron sobre la anchura de la tierra,  y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada;  y de Dios descendió fuego del cielo,  y los consumió.

Rev 20:10  Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,  donde estaban la bestia y el falso profeta;  y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

Sobre la base de estos dos pasajes bíblicos, es claro que cuando el Señor Jesús venga por segunda vez, un ángel descenderá del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano, con la cual prenderá al diablo y lo atará por mil años y lo arrojará al abismo, y pondrá su sello sobre el diablo para que no engañase más a las naciones hasta que fuesen cumplidos mil años. Durante esos mil años, sobre la tierra tendrá lugar lo que se llama el reino milenial de Cristo. Cristo Jesús en su gloria será el rey y sus súbditos serán los creyentes tanto judíos como gentiles que quedaron vivos en la tierra hasta el final de la tribulación. A partir de estos creyentes la tierra comenzará a repoblarse. El reino milenial estará caracterizado por la prosperidad, la santidad, el gozo. Satanás estará impedido de actuar. Pero lo triste y lamentable es que a pesar de lo maravilloso del reino milenial, y la ausencia total de influencia satánica, habrá muchos que se resistirán a adorar de corazón al Señor Jesucristo. Tal vez externamente lo hagan, pero su corazón estará lejos de Dios. Tanto es así que tan pronto Satanás sea suelto de su prisión y salga del abismo, hará lo que siempre hace, engañar a las naciones, y habrá tantos como la arena del mar que ciegamente creerán a Satanás y subirán sobre la anchura de la tierra y rodearán el campamento de los santos y la ciudad amada. Será en estas condiciones que Dios enviará fuego del cielo para consumir a los aliados de Satanás. En cuando a Satanás o el diablo, será lanzado, esta vez, no a un abismo de donde se puede salir, sino al lago de fuego y azufre de donde no se puede salir jamás, en donde se encontrará con sus camaradas, la bestia o el Anticristo y el Falso profeta. En resumen entonces, a la pregunta de ¿Por qué Satanás va a ser hecho prisionero por mil años y después liberado para volver a ser arrojado al lago de fuego? La respuesta es porque Satanás con su engaño es el instrumento utilizado por Dios para revelar la verdadera condición espiritual de la gente durante el milenio. Los que de labios para afuera adoraban a Cristo, seguirán el engaño de Satanás y serán consumidos con fuego del cielo. Satanás piensa que se va a salir con la suya, pero en definitiva, no es sino solo un instrumento para que Dios purifique su creación.

 

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