Un amigo oyente nos ha enviado la siguiente consulta: ¿Por qué dice la Biblia en Éxodo 33:20 que nadie puede ver el rostro de Dios y seguir viviendo, si según Génesis 32:30, Jacob vio el rostro de Dios y siguió viviendo?
Gracias por su consulta. Permítame leer el pasaje bíblico que se encuentra en Éxodo 33:18-23, en el cual Jehová concede a Moisés el privilegio de contemplar su gloria. La Biblia dice: El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.
En este pasaje bíblico notamos que la petición de Moisés de ver a Dios le fue otorgada, si bien no completamente, sino con grandes precauciones. Jehová dijo a Moisés: No podrás ver mi rostro, porque no me verá hombre, y vivirá. Por este motivo, Jehová puso a Moisés en la hendidura de la peña y le cubrió con su mano hasta que haya pasado su gloria. Luego Jehová apartó su mano y Moisés pudo ver las espaldas de Dios, mas no su rostro. Teniendo esto en mente, leamos el pasaje bíblico en Génesis 32:30 para explicar lo que pasó. Para tomar en cuenta el contexto, permítame leer desde el versículo 24 hasta el versículo 30. La Biblia dice: Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
Antes de determinar la identidad de la persona con quien luchó Jacob, permítame leer Oseas 12:2-5. La Biblia dice: Pleito tiene Jehová con Judá para castigar a Jacob conforme a sus caminos; le pagará conforme a sus obras. En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel. Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros. Mas Jehová es Dios de los ejércitos; Jehová es su nombre.
Este pasaje bíblico arroja luz sobre la identidad del varón con quien luchó Jacob. Se trata de un ángel, pero no cualquier ángel, sino el Ángel de Jehová, quien no es otro sino el Hijo de Dios en su estado pre-encarnado. En otras palabras, en realidad Jacob no vio a Jehová cara a cara, como él pensaba, sino al Ángel de Jehová, a la persona del Hijo de Dios antes de su encarnación, y por eso no murió a pesar de ver su rostro. Interesante que ya en su estado encarnado, fue el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, quien da a conocer a Dios. Observe lo que dice Juan 1:18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
La segunda consulta de nuestro amigo oyente que hizo la consulta anterior es la siguiente: Los Evangélicos dicen que no existe la reina del cielo, pero Jeremías 7:18 habla de ella y también Jeremías 44:17. ¿Cómo me explica? ¿Quién es ella?
Gracias por su consulta. Al examinar la Biblia, se encuentra que la expresión “reina del cielo” aparece por cinco ocasiones, únicamente en el libro de Jeremías. Por tanto no se puede afirmar que no existe la reina del cielo, como, según lo que usted dice, han dicho los Evangélicos. La pregunta sería: ¿Quién es ella? Bueno, no es la virgen María, como piensan algunas personas. ¿Quién es entonces? Para responder, permítame leer el texto en Jeremías 7:17-18. La Biblia dice: ¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.
En este pasaje bíblico, el profeta Jeremías está confrontando a Judá con su pecado de idolatría. Habla de hacer ofrendas a dioses ajenos. La reina del cielo por tanto es un ídolo. La misma idea aparece en Jeremías 44. Hasta donde se sabe, la reina del cielo es la diosa asiro-babilónica de la fertilidad, llamada Istar.
La tercera consulta de nuestro amigo oyente dice así: Si Dios es bueno y perfecto, entonces ¿Por qué dio estatutos que no eran buenos, según Ezequiel 20:25?
Aprecio mucho su consulta. Para explicar el asunto es necesario leer Ezequiel 20: 21-26 donde dice: Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de reposo. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto. Mas retraje mi mano a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado. También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos. Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir. Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.
Dios está confrontando a la nación de Israel con su pecado de desobediencia. Sólo por no dar motivo a las naciones del mundo para que difamen a Jehová y a su pueblo, Jehová no acabó con su pueblo en el desierto, sin embargo, el pueblo jamás se arrepintió de su mal camino y continuaron en desobediencia y siguieron el mal ejemplo de la idolatría que recibieron de sus padres. Jehová por tanto juró que los esparciría entre las naciones. Es a raíz de esto que Jehová dice que dio a su pueblo estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir. Esto puede tener dos explicaciones. Puede ser una referencia a que Jehová se vio obligado a ejecutar el castigo que él mismo estableció en el pacto palestino, lo cual significaba dolor, angustia y muerte para el pueblo, o puede significa que Jehová mismo entregó a su pueblo a vivir en la impiedad, como castigo por su pecado. Una forma de decir: Si tanto desean vivir en pecado, pues yo hago una entrega judicial a vivir en el fango del pecado. De esto nos habla Romanos 1:24-27 donde dice: Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpo ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
En su estado de ceguera espiritual, el pueblo de Israel se desvió tanto que inclusive pensaban que estaban haciendo bien al sacrificar a sus hijos primogénitos en el fuego. De manera que, amable oyente, Dios es perfecto, santo y puro, cuando en Ezequiel 20:25 se habla de que dio estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir, se está refiriendo a poner en práctica el castigo que él mismo había establecido de antemano si es que el pueblo desobedecía y también a la entrega judicial a una vida de impiedad, que él mismo efectuó en contra de su pueblo por el reiterado deseo de su pueblo de rebelarse contra él.
La última consulta de nuestro amigo oyente dice así: ¿Cómo supieron los discípulos quienes eran las personas que aparecieron junto al Señor Jesús, cuando se transfiguró?
Gracias por su consulta mi amigo. Permítame leer el texto donde se relata este episodio. Se encuentra en Mateo 17:1-4. La Biblia dice: Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
Mat 17:2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
Mat 17:3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
Mat 17:4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.
Como habrá notado, el texto no revela la manera como los discípulos, Pedro, Jacobo y Juan, supieron que los dos personajes que aparecieron hablando con el Señor Jesús, eran Moisés y Elías. Lo único que se puede afirmar sin temor a equivocarnos es que fue el Espíritu Santo quien reveló e inspiró a Mateo a afirmar por escrito que se trataba de Moisés y Elías.
0 comentarios