Desde Asunción, Paraguay nos escribe un amable oyente que escucha nuestro programa en Radio Obedira. Su consulta tiene que ver con el texto en Génesis 4:15. Se pregunta: ¿Quién podría matar a Caín, si sólo había en el mundo él y sus padres, es decir Adán y Eva? ¿Serían los otros hijos que deben haber tenido Adán y Eva?
Aprecio mucho su interesante consulta amable oyente. Según el relato bíblico, luego que Caín mató a su hermano Abel, Dios maldijo a Caín. Como resultado, entre otras cosas, Caín fue condenado a vivir como errante en la tierra. Consciente de lo que esto significaba, Caín rogó misericordia de parte de Dios. Dijo a Dios: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. A pesar de la gravedad de la falta que cometió Caín, Dios fue misericordioso con él y la manera de hacer práctica la misericordia de Dios hacia Caían aparece en el texto que fue materia de su consulta. Se encuentra en Génesis 4:15. Permítame leer este texto. La Biblia dice: Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.
Dios puso sobre Caín una señal, sin especificar como era esa señal, de modo que todos sepan que no deben atentar contra la vida de Caín. Por otro lado, esta misma señal para Caín significó arrastrar por la vida su vergüenza de haber sido el primer asesino de la historia de la humanidad. Su duda en concreto, amable oyente, se origina en el hecho que, asumiendo que en la tierra estaban solamente Adán, Eva y Caín. ¿Quiénes podrían atentar contra la vida de Caín? ¿Será que había otros seres humanos que no se originaron en Adán y Eva? Pues, amable oyente, lo que necesita tomar en cuenta en su razonamiento es que en cumplimiento del mandato de Dios, tanto Adán y Eva como sus descendientes, se reprodujeron rápidamente, de modo que durante el tiempo que vivió Caín debe haber compartido su espacio territorial con muchos hijos, hijas, nietos, nietas, bisnietos, bisnietas, tataranietos, y tataranietas y más descendientes de Adán y Eva. De modo que los que podrían atentar contra la vida de Caín en venganza por la muerte de Abel fueron los mismos descendientes de Adán y Eva, es decir los parientes de Caín. Adán y Eva fueron muy prolíficos. Adán vivió nada más y nada menos que novecientos treinta años. Vivió ochocientos años después que engendró a Set. Imagine cuántos hijos habrán tenido durante todo este tiempo y en una época cuando no se conocía la existencia de anticonceptivos. Por eso es que encontramos textos como Génesis 5:4 donde dice: Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió.
La segunda consulta para el programa de hoy nos llega desde Bogotá, Colombia. Dice así: Sus programas son de mucha bendición a muchas vidas que los escuchamos. En el corazón de nuestra familia siempre ha existido el deseo de ayudar a misioneros con ofrendas. Nuestro diezmo es sagrado cada vez que recibimos nuestros sueldos junto con mi esposo. Tengo un hermano que es misionero. La congregación a la que asisto le ofrenda mensualmente pero pienso que no es suficiente y por eso desde siempre le hemos ayudado. Mi pregunta es: Estaría mi Dios de acuerdo si nuestro diezmo es utilizado para ayudar a este misionero, pues lo hemos hecho desde hace tiempo y pensamos que nuestro diezmo es mejor empleado allí que en la misma congregación. Esta semana estuvimos consultando con un pastor y nos dijo que estamos haciendo muy mal, pues los diezmos son del Señor y deben ser llevados al alfolí, es decir a nuestra iglesia. También consultamos a otros pastores pero nos dijeron algo diferente. Nos dijeron que hiciéramos como Dios ponga en nuestro corazón. En realidad estamos muy intranquilos con esta situación. Por favor quisiera que me den su opinión sobre este tema.
Muchas gracias por su confianza hacia nosotros para consultar nuestra opinión acerca de este asunto tan importante. Estoy seguro que muchos de nuestros amables oyentes han tenido o tienen la misma inquietud. Respeto mucho a los pastores que exigen a la iglesia que traigan los diezmos al alfolí, pero el pasaje bíblico que menciona esto se encuentra en un libro del Antiguo Testamento, específicamente en el libro de Malaquías, y claramente está dirigido hacia el pueblo escogido de Dios, el pueblo de Israel. Note la manera como se introduce la enseñanza acerca de traer los diezmos al alfolí en el libro de Malaquías. Se encuentra en Malaquías 3:6. La Biblia dice: Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
Lo que dice a continuación Malaquías, entonces se aplica a los hijos de Jacob, a Israel, mas no a la iglesia de Cristo. La iglesia de Cristo ni siquiera existía cuando Malaquías escribió su libro. Dios por medio de Malaquías dijo a su pueblo las palabras tan famosas que aparecen en Malaquías 3:10 donde dice: Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
Al decir esto no estoy despreciando o desmereciendo el Antiguo Testamento. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento son palabra de Dios, pero necesitamos de sabiduría divina para saber a qué persona o a qué grupo de personas está dirigida determinada parte de la Biblia. Esto es un principio básico de hermenéutica, o la ciencia que tiene que ver con interpretar la Biblia. Con esto en mente, consideremos qué es lo que dice la Biblia en cuanto a como debe ofrendar la iglesia. Existe mucho para decir, pero permítame tomar el texto bíblico que se encuentra en 2 Corintios 9:7 en donde leemos lo siguiente: Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
Ofrendar no es sólo para los ricos, ni sólo para los pobres, sino para todo genuino creyente. Cada uno dé, dice el texto leído. La forma de dar es: Como propuso en su corazón. El dar es un asunto premeditado, un asunto decidido de antemano entre Dios y el que da. Dentro de esto, está la cantidad o el porcentaje que se da y ciertamente como se distribuye aquello que se da. Además el dar no debe ser con tristeza porque más beneficiado es el que da que el que recibe. El dar no debe ser por necesidad, esto es que no se debe dar porque alguien obliga a dar. No se debe dar por obligación. El dar debe ser con alegría, porque Dios ama al dador alegre. De modo que, amable oyente, su ofrenda es para el Señor, pero dentro de esto está la iglesia local donde se congrega, los ministerios cristianos, los misioneros, personas necesitadas y tal vez otros elementos más. Efectivamente, debemos dar al Señor, para sostener la obra del Señor, pero la obra del Señor no es sólo la iglesia local. Mi consejo por tanto, amable oyente es que bajo total dependencia del Señor, ponga aparte lo que va a ofrendar al Señor y de la misma manera, bajo total dependencia del Señor por medio del Espíritu Santo, determine como va a distribuir esa ofrenda. Tome en cuenta a la iglesia donde se congrega, a ministerios cristianos que están ocupados en diversos aspectos de la obra del Señor, como por ejemplo difundir la palabra de Dios a través de medios masivos de comunicación, tome en cuenta a los misioneros a quienes conoce o con quienes tiene contacto, tome en cuenta a hermanos o hermanas en la fe que están en necesidad. La idea es que su ofrenda sea utilizada por el Señor conforme a la voluntad soberana del Señor. Dios es quien mejor sabe dónde será más beneficiosa su ofrenda. En todo caso, un extremo sería dar toda la ofrenda a la iglesia local y nada a nadie más. El otro extremo sería repartir la ofrenda entre muchos y no dejar nada para la iglesia local. El equilibrio es que bajo la guía del Señor, se dé con generosidad a la iglesia local y también se dé con generosidad a ministerios, misioneros y personas necesitadas. Todo esto es la obra del Señor. No debemos descuidar ningún aspecto de ella. Si no hubiera hermanos y hermanas que ofrendan a nuestro ministerio, La Biblia Dice… no hubiera forma de continuar con la obra que el Señor nos ha llamado a realizar. Si no hubiera hermanos y hermanas que ofrendan a misioneros, muchos de ellos no podrían continuar en el campo misionero. Claro que las iglesias locales podrían sostener económicamente a ministerios cristianos, a misioneros y a personas necesitadas, pero no hay ningún impedimento bíblico para que los hermanos y las hermanas ofrenden directamente a ministerios cristianos, misioneros y personas necesitadas.
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