A través del correo electrónico se ha comunicado con nosotros un amigo oyente de Quito, Ecuador, quien luego de agradecernos por nuestra programación hace la siguiente consulta: ¿Qué tipo de música cristiana debemos oír? Actualmente existen muchos géneros musicales, pero algunos creyentes dicen que algunos de esos géneros musicales son malos, pero otros creyentes dicen que no son malos. Me gustaría específicamente saber su opinión sobre el rock cristiano.

Es motivo de mucho gozo saludarle amable oyente. Al hablar acerca de la música cristiana, estamos tocando un tema en extremo controversial. Pero ¿Qué entendemos o qué queremos decir cuando hablamos de música cristiana? Respetando otras opiniones, para mí, la música cristiana es aquella que cumple con al menos los siguientes requisitos: Primero, es una música que glorifica a Dios. La expresión: Glorificar a Dios, significa exaltar una o más virtudes de la persona de Dios o de la obra de Dios, o de la palabra de Dios o del pueblo de Dios. Note lo que dice 1 Corintios 10:31  Si,  pues,  coméis o bebéis,  o hacéis otra cosa,  hacedlo todo para la gloria de Dios.

La música cristiana debe glorificar a Dios tal como todas las demás cosas que hace el creyente. Si la letra de una canción no exalta en absoluto alguna o algunas virtudes de la persona de Dios, o de la obra de Dios, o de la palabra de Dios, o del pueblo de Dios, no se puede hablar de que es música cristiana. Pero ¿qué es lo que debe declarar la letra de la música cristiana? En segundo lugar, la música cristiana debe ser doctrinalmente sana, fundamentada en lo que Dios dice en su palabra. Los creyentes no deberían cantar cualquier cosa sólo porque suena bonito al oído o se adapta al ritmo de la música, aunque sean herejías. Debemos pensar bien en lo que cantamos, para desechar cualquier cosa que sea contraria a la Biblia. Existe, por ejemplo, una canción cortita que expresa un pedido para que el Señor no se vaya del corazón de una persona. ¿Es esto posible a la luz de la Biblia? Por supuesto que no. El Señor jamás se puede ir del corazón, o de la totalidad del ser, de alguien en quien ya ha entrado. Es un ejemplo de una canción que no declara lo que dice la Biblia. Así por el estilo, existe una cantidad de canciones cristianas que cuando se analiza su letra a la luz de lo que dice la Biblia, se halla que no son bíblicas. Por un buen tiempo en el pasado, en el cristianismo, se cantaba solamente salmos o porciones de la Biblia, y de esta manera se aseguraba que las canciones sean bíblicas. No es necesariamente malo cantar himnos con letras compuestas por algún ser humano, pero debemos asegurarnos que estas composiciones no contradigan algo expresamente declarado en la Biblia. En tercer lugar, la música cristiana debe incentivar el fortalecimiento o crecimiento espiritual de los creyentes. Note lo que dice 1 Corintios 10:23. Todo me es lícito,  pero no todo conviene;  todo me es lícito,  pero no todo edifica.

Edificar comunica la idea de construir. La música cristiana debe contribuir a fortalecer el carácter cristiano, no a deteriorarlo, no a estimular al creyente a adoptar el carácter del mundo. En cuarto lugar, la música cristiana debe tener un ritmo que en lugar de estimular el movimiento del cuerpo debe estimular el espíritu para adorar a Dios. La música que usa el mundo para agasajarse a sí mismo echa mano de un ritmo que estimula el movimiento del cuerpo porque está para eso, es una música para el baile, para la diversión. Pero la música cristiana debería enfocarse no en hacer sacudir el cuerpo sino en estimular el espíritu de la persona para adorar a Dios. ¿Cómo puede ser que se diga que determinado concierto es para adorar a Dios cuando el escenario, la iluminación, el vestuario de los músicos, los gestos y ademanes de los músicos, la música en sí misma, a las claras comunica un mensaje que todo lo que hacen es para agradarse a ellos mismos o a los asistentes, mas no a Dios? En quinto lugar, la música cristiana no debe ser motivo para el enriquecimiento de sus compositores o ejecutores. La Biblia exhorta clara y frontalmente a los líderes de las iglesias a no usar su posición de líderes para el enriquecimiento, ¿por qué entonces no se dice nada del enriquecimiento de los que, entre comillas, están sirviendo al Señor, por medio de cantar o tocar instrumentos musicales? En sexto lugar, la música cristiana no debe ser utilizada para promover o hacer famosos a los ejecutantes. Es triste cuando los cantantes de música cristiana o los compositores de música cristiana se creen poco menos que semi-dioses gracias a los talentos que Dios les ha dado. Son tan exclusivos que inclusive cobran dinero a la gente que quiere ir a verlos ejecutar su música. ¿Es esto algo que agrada a Dios y trae gloria a su nombre? ¿Acaso el Señor Jesucristo no dijo, según Mateo 10:8: De gracia recibisteis, dad de gracia? No estoy afirmando que está mal que un siervo del Señor, en cualquier área de servicio, sea digno de un salario, pero de esto a codearse con la fama y con la opulencia que resulta de servir al Señor, existe una distancia astronómica. En séptimo y último lugar, la música cristiana no debería ser motivo de tropiezo para ningún creyente. 1 Corintios 8:9 dice: Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.

Este texto tiene que ver con la conducta de un creyente maduro en cuanto a las cosas que podrían ofender a un creyente débil. Pablo dice que no se debe hacer nada que pueda ofender o ser piedra de tropiezo para otro creyente. Gran parte de la música cristiana contemporánea ofende muchísimo a algunos creyentes. El hecho que un creyente persista en esto, sin tener consideración a otros creyentes es pecado. Estos en esencia son los principios que yo uso para escoger la música que escucho o canto con la congregación en la iglesia. Dentro de esto, no tiene cabida el género musical conocido como rock. Puede ser que la letra sea muy bíblica, pero el problema con este género musical no necesariamente es la letra, sino la música. Hablando de la música rock, el autor Bob Larson, en el libro titulado: Su hijo y el Rock, dice lo siguiente: Un modelo de ritmo palpitante, incesantemente ejecutado, no es de por sí depravado, pero cuando se extiende por un prolongado periodo de tiempo y a muy alto volumen, puede ser hipnótico en conciertos en vivo. Como cualquier ataque repetido sobre el aparato neurosensorial puede interrumpir los procesos de conciencia mental. Esta es la misma técnica usada en las disciplinas orientales de meditación, como Meditación Trascendental. El resultado es una elevada susceptibilidad para imágenes y mensajes. Las audiencias de rock pueden ser casi hipnotizadas por los intérpretes; y si estos están transmitiendo imágenes tales como “El sexo es todo” o “Abajo la autoridad” o “La vida importa poco” los niños y jóvenes pueden ser severamente afectados. Hasta aquí lo que afirma este autor. Yo añadiría que al menos en lo que a mí respecta, no me parece que a Dios le agrade que se le alabe con un estilo de música que el mundo usa para exaltar libertinaje moral, uso de drogas y rebelión abierta.

La segunda consulta dice así: ¿Qué significa el sello del Espíritu Santo?

En el Nuevo Testamento encontramos varios textos que nos hablan del sello con el Espíritu Santo. Uno de estos textos es 2 Corintios 1:22 donde leemos: «El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.» Para saber quien nos ha sellado, tenemos que mirar momentáneamente el versículo anterior. De este examen resulta obvio que quien nos sella es Dios. Somos sellados por Dios. Ahora veamos con qué somos sellados. Para esto vayamos a Efesios 1:13 donde dice: «En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.» En este texto vemos que la acción de sellar es ejecutada por una persona distinta del Espíritu Santo. Ya hemos señalado que es Dios quien sella. Por eso el texto dice «fuisteis sellados» ¿Con qué fuimos sellados? Pues con el Espíritu Santo. Para entender mejor esto, a manera de ilustración, pensemos cuando decimos que algo ha sido sellado con lacre. Con esto queremos decir que la sustancia que se ha empleado para sellar es lacre y que alguien la ha usado con el fin de sellar. Cuando la Biblia declara que el creyente ha sido sellado con el Espíritu, lo que quiere decir es que el Espíritu Santo es la substancia con que se ha sellado y que Dios es la persona que lo ha hecho. Ahora bien, ¿Quiénes son sellados con el Espíritu Santo? Pues todos y cada uno de los creyentes sin excepción alguna. A esta conclusión llegamos porque 2 Corintios 1:22 no menciona ninguna excepción, dando a entender que hubiera creyentes que no hubieran sido sellados por el Espíritu Santo. Además, no se encuentra en ninguna parte de la Biblia una exhortación dirigida a los creyentes en el sentido de buscar ser sellados con el Espíritu Santo, por cuanto el ser sellados con el Espíritu Santo es una experiencia universal a todo creyente. La pregunta ahora es: ¿Cuándo es sellado un creyente con el Espíritu Santo? Veamos nuevamente Efesios 1:13, allí dice que los que fueron sellados cumplían con dos requisitos fundamentales: primero, oyeron la palabra de verdad o el evangelio de salvación y segundo, creyeron en ese evangelio. Como resultado de esto, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Completando nuestra definición, entonces, concluimos que todo creyente es sellado por Dios con el Espíritu Santo el momento que ese creyente recibió a Cristo como su Salvador. ¿Qué es lo que significa el sello con el Espíritu Santo? El ser sellado con el Espíritu Santo garantiza seguridad. ¿Seguridad de qué? Primeramente de que pertenecemos a Dios. Luego de que nuestra promesa de salvación es totalmente cierta, porque no hay poder superior al de Dios que pueda romper el sello; y Dios ha prometido no romperlo jamás. Finalmente, de que Dios va a cumplir con su propósito de darnos seguridad hasta el día de la redención. Lo que está sellado está seguro. Por tanto, el ser sellados lleva consigo la promesa y la garantía de seguridad eterna.

 

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