Gracias por su consulta. El texto al cual se refiere su consulta se encuentra en Éxodo 20:4-6. Se trata del segundo de los diez mandamientos. La Biblia dice: No te harás imagen,  ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo,  ni abajo en la tierra,  ni en las aguas debajo de la tierra.  No te inclinarás a ellas,  ni las honrarás;  porque yo soy Jehová tu Dios,  fuerte,  celoso,  que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,  y hago misericordia a millares,  a los que me aman y guardan mis mandamientos.

Como antecedente, es necesario tomar muy en cuenta el primer mandamiento del decálogo, el cual aparece en Éxodo 20:3 donde se lee: No tendrás dioses ajenos delante de mí. Este mandamiento del decálogo condena la adoración a cualquier dios falso, complementario a esto, el segundo mandamiento del decálogo, el que leí en Éxodo 20:4-6, condena la adoración al único y verdadero Dios, pero de una manera incorrecta. La manera incorrecta de adorar al Dios verdadero es cuando se hace imagen de él, ya sea de yeso, o de piedra, o de madera, o de metal o de cualquier otro material, y se adora a esta imagen, pensando que, al hacerlo, se está adorando al Dios verdadero por el hecho que ese objeto representa al Dios verdadero. Por eso dice el texto bíblico: No te inclinarás a ellas, ni las honrarás. Vistas así las cosas, no existe ninguna contradicción entre el segundo mandamiento del decálogo y la fabricación de los objetos que se empleaban en el tabernáculo, tales como el arca, los dos querubines de oro labrados a martillo que se colocaban sobre la tapa del arca, como el candelabro, como el altar de bronce, el altar de incienso, la mesa de los panes de la proposición, el aceite de la unción, y todos los demás objetos del tabernáculo.

Estos objetos no fueron fabricados o construidos para representar a la deidad o como imágenes de Dios, y los judíos jamás rindieron adoración, o se inclinaron a ninguno de estos objetos. Así que, no existe ninguna contradicción entre el segundo mandamiento y la construcción de querubines que se colocaron sobre el arca de testimonio. Lo que la Biblia condena es adorar, o inclinarse o rendir honores a imágenes de cualquier tipo que representan o a Dios.