Al final de cuentas, del trabajo te jubilas, los hijos crecen y se van, tu casa se vuelve grande y la vendes para terminar en un geriátrico o clínica de reposo. Así que sólo te queda la mujer que amas. Nada es más importante en tu vida que ella. Debajo del sol, las razones del hombre para vivir son cosas temporales, todo se deteriora, y Dios mismo te da la posibilidad de disfrutar eso, por eso le llama vanidad, es algo vacío y temporal. Pero de todo eso, lo más valioso que puedes tener es la mujer que amas.

No sé cuál es tu relación con alguna mujer, y hoy permítanme hablar a los hombres. No sé si tienes una esposa o novia, no sé si la mujer que amas es tu mamá porque aún no tienes pareja. Pero el enfoque de tu vida debe ser gozar con ella y hacerla feliz, no en momentos, no de a ratos, no por circunstancias, sino todos los días que Dios te dio. Este es el gran desafío de Dios para tu vida. Ninguna otra cosa en la vida te traerá mayor satisfacción de haber logrado algo como hombre, sino una mujer feliz a tu lado. Pídele a Dios sabiduría para que puedas alcanzar esta meta. Busca a Dios hoy.

¿Qué haces para ocuparte de tu mujer?, invítale a hacer algo romántico hoy.