Bueno, lo mismo hubiera dado preguntar: ¿Puede un creyente ser ladrón? ¿Puede un creyente ser adúltero? ¿Puede un creyente ser mentiroso? ¿Puede un creyente ser borracho? ¿Por qué tenemos que poner a la homosexualidad como un pecado de una categoría especial? ¿Acaso existen categorías de pecado? Todo lo que contradice la voluntad de Dios es pecado, no importa si se trata de homosexualidad, robo, adulterio, mentira, borrachera y tantas otras cosas más. Observe lo que dice 1 Corintios 6:9-10 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?  No erréis;  ni los fornicarios,  ni los idólatras,  ni los adúlteros,  ni los afeminados,  ni los que se echan con varones,  ni los ladrones,  ni los avaros,  ni los borrachos,  ni los maldicientes,  ni los estafadores,  heredarán el reino de Dios.

Según lo que dice este pasaje bíblico, no solamente los homosexuales están privados de heredar el reino de Dios. También los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los afeminados, los ladrones, los avaros, los borrachos, los maldicientes, los estafadores y la lista podría continuar. Por eso es que la palabra de Dios exhorta a los creyentes a abandonar todas estas prácticas que son propias de los incrédulos. Hablando a los creyentes en la iglesia de Corinto, algunos de los cuales practicaban muchas de las cosas que acabamos de citar, note lo que les dijo el apóstol Pablo según 1 Corintios 6:11 Y esto erais algunos;  mas ya habéis sido lavados,  ya habéis sido santificados,  ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús,  y por el Espíritu de nuestro Dios.

Esas prácticas como homosexualidad, fornicación, idolatría, adulterio, ser afeminados, robo, avaricia, borrachera, ser maldiciente, estafa, fueron parte del pasado de la vida de los creyentes. Esto erais algunos, dice el texto. Dios espera que el futuro y el presente sean totalmente diferentes. Mas ya habéis sido lavados, dice el apóstol Pablo. Ya habéis sido santificados, o puestos aparte para Dios, ya habéis sido justificados o declarados justos en el nombre de nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Por eso, con toda autoridad puedo afirmar que Dios no quiere que un creyente practique la homosexualidad, de igual manera la fornicación, la idolatría, el adulterio, el ser afeminado, el robo, la avaricia, la borrachera, el ser maldiciente, la estafa y en general todo lo que atenta contra la santidad de Dios. Yo sé que no es fácil, especialmente cuando existen antecedentes de una vida entregada al pecado, pero Dios nos ha dado el poder para vivir en santidad. Si no fuera así, Dios jamás nos pediría vivir vidas santas. 1 Tesalonicenses 4:3 dice: pues la voluntad de Dios es vuestra santificación;  que os apartéis de fornicación;

Fornicación tiene que ver con cualquier uso del sexo fuera del marco establecido por Dios, el cual es dentro del matrimonio entre un hombre y una mujer. La homosexualidad cae dentro de la fornicación. La voluntad de Dios es que los creyentes se aparten de la fornicación.