En nuestra, y digo “nuestra”, para incluirnos a todos en el paquete de gente que piensa así.

En nuestra visión de la vida cristiana nos ha enseñado que lo primero que debes hacer ante un problema es orar, lo cual está bien, pero muchas veces oramos y pedimos cosas a Dios sin haber entendido o pasado por el proceso de comprensión de la situación a la que Dios nos está introduciendo.

En pocas palabras: “necesitamos entender y aceptar nuestra situación, llorar si es necesario, pero estar un tiempo sentado para asimilar todo y luego venir ante Dios con una mente más clara, con las ideas en su lugar.”

Algunos piensan que sentirse triste, decepcionado o frustrado no es espiritual, que si tienes fe no puedes estar así; bueno, déjame decirte que Nehemías es uno de los grandes ejemplos en la vida de un hombre de fe y oración, y justamente él se sentó, lloró, hizo duelo y luego vino ante Dios en oración.

Me encanta la expresión “Dios de los cielos” porque lo coloca como Soberano de todo y es a Él a quién llega con su oración.

Terminemos con dos ideas:

  1. Si necesitas pasar por un tiempo de reflexión, lamento y pena, hazlo y luego ven a Dios con tus oraciones.
  2. Reconoce que sí, es verdad tienes problemas, pero tienes de tu lado al Dios de los cielos y a Él oras.

Tómate un café con Él y medita en esto.

¿Te dan ganas de gritar contra el cielo y estar enojado por tu situación?
¿Haz llorado antes de orar? Inténtalo
¿Vienes a Dios con las ideas claras?