Pienso que muchas veces la mayoría de las oposiciones que tenemos es por pura y cochina envidia.

Si lo piensas bien, cada vez que comienzas a hacer algo y sobre todo si es algo bueno, habrá alguien que se levante y te critique o le disguste, y aunque duela reconocerlo, es muy común en la iglesia.

Le buscan lo mundano o carnal a cosas que no lo tienen. Si haces un programa o evento le encuentran los “peros” y al final es simplemente por echarte tierra.

Creo que este tipo de oposición surge por dos razones: la primera porque muestras con tu actividad y creatividad la inactividad y pasividad del resto, y eso molesta.

Y la segunda es porque no se les ocurrió a ellos.

La principal razón de enojo en muchos es que “la buena idea” no es de ellos y este orgullo genera molestia y envidia.

Me gustaría que te seas sincero y te coloques de un lado de la línea: de los que hacen cosas o de los que se enojan porque los demás hacen cosas.

Coteja tu actitud con lo que Dios quiere, tómate un café con Él y considera esto.

¿Te molesta que las demás personas hagan cosas?
¿Te molesta que las buenas ideas sean de otro?
¿Has sentido la oposición de otros cuando sirves?