Job 38:25-27  ¿Quién repartió conducto al turbión,
Y camino a los relámpagos y truenos,
Haciendo llover sobre la tierra deshabitada,
Sobre el desierto, donde no hay hombre,
Para saciar la tierra desierta e inculta,
Y para hacer brotar la tierna hierba?

Tenemos el errado concepto de que somos el centro del universo y que Dios está sólo para nosotros como un mayordomo que viene al sonar la campanilla. Y aunque Dios tiene un trato único con nosotros también se ocupa del resto de su creación, riega la tierra donde no hay hombre, pone límites al mar y hace crecer la hierba que no vemos ni prestamos atención y Él está pendiente de todo eso y al mismo tiempo pendiente de ti y de mí.

Lo grandioso es que si Dios se ocupa de esas cosas que parecen no ser importante y que hace que se sostenga la vida en este planeta, también se ocupa de nosotros como hijos suyos, si da agua al desierto cuánto más te saciará a ti. No dudes de su cuidado, pero tampoco te creas que eres el ombligo del mundo y que todo lo que ocurre es en torno a ti. Dios es Soberano y cuida a toda su creación, nos ama y quiere tomarse un café contigo hoy, disfrútalo.

¿Te has puesto a pensar en que Dios cuida aún a las plantas del desierto?
¿Confías en que también te cuidará a ti?
Alábalo hoy por su soberanía.