Si has leído los artículos anteriores podrás encontrar una línea de pensamiento, no la mía sino la de Dios; las consecuencias de las decisiones tomadas por el pueblo llegaron y Dios mismo les hizo notar el gran error en el que cayeron al desobedecer sus mandatos.

Dimos pasos y nos hemos equivocado, por consiguiente adquirimos ciertos pesos y hábitos que terminan siendo lazos, azotes y tropiezos; no nos permiten crecer ni ser plenamente felices porque están ahí recordándonos lo que hemos hecho. Dios a veces los deja ahí como la cizaña en el trigo y al final los va a quitar de nuestra vida, pero en ese proceso esto va a estorbar y afligir nuestro corazón. No tienes que vivir así, puedes evitar enredarte con las propuestas del mundo y vivir bajo la guía de Dios. Tómate un café en su presencia.

¿Hay cosas en tu pasado que te persiguen?, ¿Eres el que va a seguir a Dios?