Quién no quisiera que se hable si de él, no es fácil llegar a un punto en tu vida en que los demás puedan decir que eres una persona perfecta, recta, temerosa de Dios y apartado del mal. Quizás podemos llegar a cumplir uno de estos aspectos, pero si vemos bien todos están relacionados; no puedes ser temeroso de Dios sin estar apartado del mal, este debería ser el deseo de todo hijo de Dios.

No es imposible llegar a ser un hombre así y con tal relación con Dios, cada uno de nosotros podemos ser testimonio del poder y gracia de Dios transformando una vida, sólo es cuestión de sujetarse a su voluntad. Lo primero que debemos hacer es arreglar con Él nuestras cuentas y nuestros pecados, dejar todas esas cargas al pie de la cruz y comenzar otra vez, pero ahora con una visión distinta ya no pensando sólo en mí sino en ver qué es lo que Dios quiere. Conversa con Dios mientras tomas tu café y comienza este proceso de ser  una persona temerosa de Dios.

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