Por amor uno hace cosas increíbles; hasta casi absurdas. El amor hace que seas capaz de esperar, de cambiar hábitos, de ponerte una camisa que pensaste que jamás lo harías. El amor hace que los años parezcan pocos días.  El amor te hace avivar la esperanza y hace que los días alimenten los sueños.

Si tuviéramos este sentimiento hacia Jesucristo y su venida, la espera sería emocionante y no una larga espera. Viviríamos cada momento acumulando anécdotas para contárselas cuando nos veamos, haríamos una lista de preguntas para hacérselas y no podríamos dormir de la emoción. Si tuviéramos este amor a Cristo nuestra forma de vivir sería diferente, este amor es mucho más sublime que el enamoramiento y mucho más profundo, porque Él nos amó primero. Aumenta tu amor cada día encontrándote con Dios, tómate un café no dejes pasar la oportunidad.