Job 31:27 Y mi corazón se engañó en secreto,
Y mi boca besó mi mano;

Qué fácil es caer en nuestra propia trampa, cavamos el hoyo y luego lo camuflamos con pompas de jabón y terminamos en el fondo porque quedamos fascinados con nuestro propio reflejo en las brillantes y coloridas esferas. “Mi corazón se engañó”, nadie pudo haberlo dicho mejor, el problema es que el corazón del hombre y no me refiero al músculo que bombea sangre sino al asentamiento del “yo” el alma de la persona, pareciera que tiene una identidad ajena a el pensamiento o deseo de la mente o espíritu; porque pensamos y queremos hacer algo, nos determinamos cumplir con los objetivos, pero nuestro “corazón” nos lleva hacía otro lado. Hemos escuchado muchas veces que debes seguir lo que te dicta tu corazón, que tu corazón sabrá que hacer, pero la Biblia dice que engañoso es el corazón.

¿En qué se engaña el corazón? En creerse mejor que todos, en creerse autosuficiente e infalible, se besa la mano diciendo: “eres un genio, nadie pudo haberlo hecho mejor, te mereces el reconocimiento y alago de todos, eres increíble”. Cuando crees que eres el motor y creador de todo lo que ocurre a tu alrededor y dejas tanto a Dios como a otras personas fuera de tu vida y no reconoces la participación de ellos y la benevolencia de Dios en favor tuyo, estás engañado. Mucha gente se besa la mano a diario, se ven al espejo orgullosos, ven su automóvil o su casa o empresa hasta a su propia familia e infla el pecho con un gran suspiro y dice: “lo hiciste”. Cuidado con este vicio, cuidado con caer en esta trampa, mejor conversa con Dios y examina tu corazón, habla con Dios hoy sobre esto.

¿Crees que eres nada funciona si no lo haces tú?
¿Piensas que todo lo que tienes es por tu esfuerzo y obra?
¿Necesitas ayuda en este asunto en tu vida?