La buena fama o la buena reputación es lo más valioso que una persona puede alcanzar; te lo dice alguien que tuvo que sufrir el menosprecio de los demás por causa de sus propios pecados. Es tan difícil conseguir buena reputación y tan fácil echarla a perder. Es cuestión de minutos para ensuciar tu hoja de vida; las decisiones erradas pueden hacer que tu vida tome un rumbo desconocido hacia el camino de la soledad y abandono por causa de tener un mal testimonio. La desconfianza es obvia y casi inherente en los que comenzaron a manchar su reputación y no es que sean malas personas, sino que a veces su pecados o errores le ponen en tan mala posición que no pueden salir de esa vereda.

Por otro lado está el ungüento, generalmente es para aliviar el ardor de las heridas, heridas muchas veces causadas por las malas decisiones y la mala fama. Es mejor tener buena fama antes que tener que encontrar cremitas para sanar las heridas. Debemos procurar caminar de una forma correcta dependiendo de Dios para no llegar al punto donde sólo te queda ponerte ungüento sobre los rasguños del camino. Acércate a Dios y busca vivir bajo su guía para tener una buena fama.

¿Qué estás haciendo para tener buena fama?, ¿Qué estás haciendo para tener una mala fama?