De proyectos fallidos estamos llenos. A veces planificamos y hacemos muchos proyectos, calculamos hasta el mínimo detalle; hacemos los presupuestos y de pronto, una buena decisión tomada fuera de tiempo se transforma en una mala decisión. Puedes tener toda la pericia para hacer un buen trabajo, pero si te muerde la serpiente, no sirvió de nada.

Las decisiones sobre cómo hacer las cosas y cuándo hacerlas son las cruciales en nuestras vidas. Pero no podemos paralizarnos ante los eventos de nuestra vida, debemos avanzar, depender de Dios y arriesgarte. Dar un paso de fe, caminar sobre las aguas, bajarte de la barca aun cuando ningún otro se anime. La vida se traza por decisiones, se avanza por valentía y se gana con la dirección de Dios. Tómate un café con Él y pregúntale cuál es la mejor estrategia.

¿Incluyes a Dios en tus planes?, ¿confías demasiado en tus habilidades?