Hasta donde se sabe, los creyentes en la iglesia primitiva jamás consideraron a la cruz como un símbolo digno de ser honrado, peor de ser adorado. Los creyentes en la iglesia primitiva siempre vieron a la cruz como un símbolo de oprobio, de escarnio, de vergüenza. Note lo que dice Hebreos 12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
La cruz es considerada como un oprobio en este texto bíblico. Tanto es así, que el Nuevo Testamento declara que es maldito aquel que es colgado de un madero. Observe lo que dice Gálatas 3:13. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),
Los primeros creyentes no tenían ninguna fe en la cruz como tal, porque sabían que es un instrumento de tortura para ejecutar a los reos más peligrosos. Su fe estaba sólidamente puesta no en el instrumento llamado cruz sino en lo que se realizó en la cruz, porque por medio de lo que Cristo hizo en la cruz, estaban seguros que sus pecados habían sido perdonados para siempre. Fue en este sentido que los apóstoles predicaron acerca de la cruz y vieron en ello una manifestación del poder de Dios. Ponga atención a lo que dice 1 Corintios 1:17-18 Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
Pasajes bíblicos como este, se refieren a la obra que realizó el Señor Jesucristo en la cruz, para garantizar nuestra salvación eterna, no a un pedazo de madera o de algún metal al cual se le ha dado la forma de una cruz. El mensaje de los apóstoles fue sobre Aquel que fue colgado y murió en la cruz. Cuando hablaban de la cruz se referían al sufrimiento en el Calvario, al sacrificio supremo que allí se realizó. La Iglesia primitiva nunca pensó siquiera que en algún momento en el futuro una imagen de una cruz iba a llegar a ser como un amuleto para la buena suerte, para los que confían en la buena suerte, o peor todavía un objeto para que se le rinda honores y hasta adoración. Así que, el uso de la cruz o el crucifijo no fue una práctica de la iglesia primitiva, no formó parte jamás de la fe que una vez fue dada a los santos. Por este motivo, para evitar tal vez un involuntario giro hacia prácticas propias del paganismo, es recomendable no usar la imagen de la cruz ni en los hogares ni en los templos ni en los adornos como collares, pulseras y demás.