La adoración pública a Dios solamente tiene sentido cuando se sustenta en una adoración privada a Dios.Así fue como lo entendió David. Note su testimonio personal sobre su adoración privada. Salmo 69:30 dice: “Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, lo exaltaré con alabanza”Esta adoración privada dispuso el corazón de David para una adoración pública sincera. Salmo 66:16-17 dice: “Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho a mi alma. A él clamé con mi boca, y fue exaltado con mi lengua”
David está adorando en público. Lo hizo con un corazón previamente preparado en la adoración en privado. La vitalidad y frescura de la adoración pública depende en gran parte de la vitalidad y frescura de la adoración privada. Si no estamos invirtiendo tiempo diariamente en la adoración a Dios, no somos aptos para participar en la adoración pública a Dios. ¿Cómo podemos pensar que adoramos a un Dios de quien nos acordamos solo el domingo en la mañana y nos olvidamos de él el resto de la semana?Por esta razón, el elemento indispensable para una buena adoración pública no es la forma de adoración sino la condición del corazón de los adoradores. Si la adoración en público no es la expresión de nuestra vida privada de adoración, estamos siendo hipócritas. La adoración debe ser en espíritu y en verdad. Observe lo que Jesús dijo a la mujer junto al pozo, según Juan 4:24: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”Adorar en espíritu significa poner el corazón en la adoración. En contraste con la mera ejecución de acciones externas aprendidas o imitadas de otros.
Es imposible ser un adorador en verdad si no conocemos lo que dice la palabra de Dios. La adoración tanto privada como pública debe ser en el nombre de Cristo, porque sólo por su sangre derramada en la cruz del calvario podemos tener acceso con confianza al trono de Dios para adorar y hallar gracia y misericordia para el oportuno socorro.La adoración también requiere corazones que no atesoren el pecado. David decía en cuanto a esto, según Salmo 66:18 “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.”Atesorar el pecado se refiere a la actitud de mantener un pensamiento o una conducta que sabemos que es contraria a lo que enseña la palabra de Dios.Una buena práctica antes de la adoración privada o pública es examinar el corazón para ver si allí hay algo que ofenda a Dios y sea necesario arreglarlo. No olvide que los pecados que se cometen en secreto o se guardan en secreto son un escándalo público en cielo.Para adorar a Dios también se necesita de humildad. La humildad es una virtud muy esquiva. Cuando pensamos que ya la teníamos es justo cuando acabamos de perderla.
La humildad se manifiesta en un corazón totalmente sometido a la voluntad de Dios y es requisito indispensable para adorar a Dios.De manera que antes de adorar es bueno hacernos un examen de conciencia. ¿Me he presentado yo mismo a Dios como un sacrificio vivo y santo? Solo así estaré viviendo un estilo de vida de adoración y estaré en capacidad de adorar a Dios en privado y en público.