El misterio de la vida es desconcertante y nunca lo es tanto como cuando se intenta hacer un análisis de la parte inmaterial del hombre. Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:23: «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.» Según este texto, el ser humano es tripartito. Espíritu, alma y cuerpo. Es hasta cierto punto sencillo distinguir entre cuerpo y espíritu o entre cuerpo y alma, diciendo que lo uno es material y lo otro es inmaterial, pero el drama surge al tratar de entender las diferencias entre los dos elementos inmateriales, alma y espíritu. A este respecto debemos indicar que tanto el alma como el espíritu se usan indistintamente en la Biblia para indicar la parte inmaterial del ser humano. A modo de ejemplo note el uso de alma y espíritu en Lucas 1:46-47. «Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.»
Parecería como que alma y espíritu son términos sinónimos para hablar de la parte inmaterial de la persona. Lo mismo podríamos decir acerca de los que han partido de este mundo. Note como se los llama en Génesis 35:18 «Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni, mas su padre lo llamó Benjamín.»
La parte inmaterial del ser humano es designada como alma en este texto. Pero ahora consideremos Hebreos 12:23 «a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos».
La parte inmaterial del ser humano es designada como espíritu en este texto. Si nos fundamentáramos solo en esto, podríamos concluir que alma y espíritu son distintos nombres para designar una misma cosa. Pero el problema radica en que a menudo los términos alma y espíritu no son intercambiables. Un caso así es Hebreos 4:12 «porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.»
Alma y espíritu no pueden ser sinónimos en este texto. Se nos dice que la palabra de Dios penetra hasta partir el alma y espíritu. Si esto es así, entonces, aparentemente debe haber una diferencia entre alma y espíritu. Por lo que hemos anotado y sin ser dogmáticos en esto, diríamos que el espíritu en el ser humano es el soplo de Dios en la criatura, el principio de vida que se deriva de Dios. El alma es la posesión individual del hombre, aquello que distingue a un hombre de otro y de la naturaleza inanimada. Algo que ayuda a entender un poco mejor el significado algo abstracto de alma y espíritu es mirarlo de esta manera: Cuerpo, alma y espíritu no son otra cosa que la base real de los tres elementos del hombre: Conciencia del mundo, conciencia propia, y conciencia de Dios. Con el cuerpo nos relacionamos con el mundo, con el alma nos relacionamos con nosotros mismos y con el espíritu nos relacionamos con Dios.