El Pelagianismo es una doctrina atribuida a Pelagio, quien fue un monje Británico que nació alrededor del año 307. Su doctrina fue enunciada en Roma en el año 409, pero fue repudiada por el concilio de Cartago en el año 418.
El teólogo L. Berkhof explica de esta manera el Pelagianismo en su Teología Sistemática: Dios ha mandado al hombre que haga lo que es bueno; de aquí, el hombre debe tener la capacidad para hacerlo.
Esto quiere decir que el hombre tiene una voluntad libre en el sentido absoluto de la palabra, de tal manera que es posible el decidir a favor o en contra de lo que es bueno y también de hacer lo bueno, tanto como lo malo. El pecado consiste nada más en actos sueltos de la voluntad. No hay tal cosa como una naturaleza pecaminosa, ni hay tampoco disposiciones pecaminosas.
Más adelante, este teólogo continúa diciendo lo siguiente sobre el Pelagianismo: Adán fue el primer pecador, pero el pecado en ningún sentido pasó a sus descendientes. No hay tal cosa como el pecado original. Los niños nacen en un estado de neutralidad.
Sobre esta doctrina, la Biblia enseña algo totalmente diferente. Por ejemplo, en cuanto a que los niños nacen en un estado de neutralidad moral, la Biblia afirma lo contrario. David, en el salmo 51 versículo 5 dice lo siguiente. “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.”
Aun antes de nacer, David dice que el mal ya era parte de su ser. El hombre nace con una naturaleza pecaminosa. Yo puedo ver eso en los niños de corta edad. No es necesario enseñarles a desobedecer, pero es tan difícil enseñarles a obedecer. La naturaleza pecaminosa con la que vienen a este mundo se manifiesta prácticamente desde el nacimiento. Salmo 58:3 dice: “Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.”
En cuanto a que el hombre puede salvarse por cumplir con la ley, observe lo que dice Romanos 3:20 “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” En cuanto a que el pecado de Adán afectó solamente al él mismo, la Biblia dice que no es así, sino que el pecado de Adán afectó a absolutamente todos sus descendientes.
Romanos 5:15-19 dice: “Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.
Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación.
Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.”
En resumen, la Biblia no apoya en absoluto la doctrina llamada Pelagianismo.