Estudiando el libro de los Hechos me encontré con un texto en Hechos 17 versículo 23, en el cual se habla de un altar al dios no conocido. Mi pregunta es: ¿Existe alguna información para saber quién hizo ese altar y quién escribió esa leyenda?

En el libro de los Hechos, capítulo 17, encontramos que, mientras Silas y Timoteo se quedaron en Berea, Pablo se adelantó hacia Atenas, la capital griega. Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.

En Hechos 17, Pablo hizo lo que siempre hacía al llegar por primera vez a una ciudad. Iba a la sinagoga de los judíos a predicar el evangelio de Jesucristo. Cuando no estaba en la sinagoga judía, estaba en la plaza de Atenas predicando a Jesucristo. Sus oyentes en la plaza eran filósofos griegos de los epicúreos y de los estoicos.

La filosofía epicúrea enseñaba que el principal propósito del hombre es evitar el dolor. Los epicúreos eran materialistas. No negaban la existencia de Dios, pero creían que Dios no se mete en los asuntos de los hombres.

La filosofía estoica enseñaba la autodisciplina. El principal propósito del hombre es alcanzar un estado de indiferencia al placer y al dolor. Al oír la predicación de Pablo, estos filósofos se mostraban confundidos y acusaban a Pablo de palabrero.

Algunos de los filósofos griegos fueron un tanto más discretos y pensaban que Pablo era un predicador de nuevos dioses. A los filósofos griegos les pareció que lo mejor sería tomar a Pablo para llevarlo al Areópago, el venerable Consejo que tenía a su cargo los asuntos religiosos y educacionales en Atenas, en donde Pablo expondría más claramente su mensaje.

Fue así como Pablo, puesto en pie en medio del Areópago dijo: Varones Atenienses, en todo observo que sois muy religiosos. Este comentario debe haber sido muy bien recibido por los miembros del Areópago, porque los Atenienses era supernaturalistas, es decir que creían que había poderes sobrenaturales que tenían influencia en las leyes naturales. Luego Pablo dijo que mientras caminaba en Atenas vio muchos santuarios, pero le llamó la atención uno en especial, en el cual había un altar con una leyenda por demás interesante. La leyenda decía: AL DIOS NO CONOCIDO.

En su sistema religioso, los griegos tenían al menos conciencia de la existencia de un dios que está más allá de la comprensión humana. Pablo aprovechó esta coyuntura para afirmar en tono enérgico: Al que vosotros adoráis, pues sin conocerle, es a quien os anuncio. A partir de este momento, Pablo habló del Dios verdadero como Creador y Sustentador de todo lo que existe en el universo. Luego intentó hablar de Jesucristo, quien juzgará al mundo en su debido tiempo y quien resucitó de entre los muertos.

En este punto se acabó la atención de los miembros del Areópago. Al oír la palabra resurrección, unos se burlaban de Pablo y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. Pero hubo algunos que siguieron escuchando a Pablo y recibieron a Cristo como Salvador. Entre ellos estaba Dionisio y una mujer llamada Dámaris.

Esto es en esencia lo que sucedió en Atenas. El altar con la inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO fue construido por los griegos en Atenas, para rendir adoración a un dios que sabían que existía, pero no sabían nada de él. Este Dios no es otro sino Jehová, el Dios verdadero, quien envió a su Hijo unigénito a este mundo para que muera en lugar del pecador.