La consulta de hoy tiene relación con el pasaje bíblico en Hebreos 6:4-6. ¿Se puede perder la salvación, por lo que tice esto?
Hebreos 6:4-6 se aplica a un tipo de personas que es imposible que sean renovadas para arrepentimiento. Aparentemente estas personas se arrepintieron alguna vez, aunque no se menciona que hubieran recibido a Cristo como Salvador. El texto dice que es imposible que estas personas sean otra vez renovadas para arrepentimiento. Estas personas fueron una vez iluminadas. Eso quiere decir que escucharon el evangelio de la gracia de Dios. No eran ignorantes en cuanto al plan de Dios para salvar al pecador. Judas Iscariote fue iluminado, pero dio la espalda a esa luz. También gustaron del don celestial. El Señor Jesucristo es el don celestial. Estas personas, gustaron de él, le probaron, pero nunca jamás le recibieron como su personal Salvador. Gustar de Cristo o probar a Cristo no es suficiente para ser salvo. Es necesario ir más allá. Es necesario comer totalmente a Cristo, en el sentido de recibirlo de corazón como Salvador. También fueron hechos partícipes del Espíritu Santo. Antes de precipitarnos a la conclusión que esto implica que estas personas eran creyentes, debemos recordar que el Espíritu Santo lleva a cabo un ministerio de pre conversión en la vida del hombre pecador. El Espíritu Santo convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Hablando del Espíritu Santo, Juan 16:8 dice: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.” El Espíritu Santo guía a los hombres al arrepentimiento y señala a Cristo como su única esperanza. De modo que una persona incrédula perfectamente puede ser hecha partícipe del Espíritu Santo sin que necesariamente llegue a ser salva y por ende ser la morada del Espíritu Santo. Estas personas también gustaron de la buena palabra de Dios. Cuando oyeron la predicación del evangelio, se sintieron extrañamente atraídos hacia ella. Fueron como la semilla que cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Esto describe al que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo, pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. Así que, se puede gustar de la buena palabra de Dios y no ser salvos. Además, gustaron de los poderes del siglo venidero. Poderes significa los milagros. El siglo venidero significa el reino milenial, la era venidera de paz y prosperidad, cuando Cristo estará reinando en esta tierra durante mil años. Los milagros que acompañaron a la predicación del evangelio en sus inicios en el primer siglo, fueron un preámbulo o una pequeña muestra de los milagros y señales que tendrán lugar en el futuro reino de Cristo. Estas personas fueron testigos de estos milagros en el primer siglo y hasta es posible que hayan participado en algunos de ellos, como por ejemplo los que estuvieron presentes cuando Jesús alimentó a más de cinco mil partiendo de cinco panes y dos peces. Pero a pesar de ser testigos de todo esto, hubo muchos que jamás recibieron a Jesucristo como su Salvador. Si a pesar de todos los privilegios que tuvieron, estas personas recaen es imposible que sean otra vez renovados para arrepentimiento. Personas así han cometido el pecado de apostasía. Han llegado al lugar donde las luces se apagan y el camino enfila hacia el infierno. La enorme culpabilidad de los apóstatas se hace patente en que han crucificado para sí mismos al Hijo de Dios y lo han expuesto a vituperio. Esto significa un abierto y osado rechazo a la persona y obra de Cristo. Así que, este pasaje bíblico de ninguna manera apoya la doctrina de la pérdida de salvación.