Si hay algo que he aprendido a lo largo de mi corta vida, es que el tiempo te humilla.
Cuando dejas que Dios se haga cargo y soportas el tiempo de espera, siempre se revela la voluntad de Dios y humilla a los bocones que hablaron mal y da temor a los que pensaban que fracasarías.
La gente se sorprende cuando ven que Dios levanta algo en poco tiempo porque están acostumbrados a ver la vida derrotada de la mayoría.
Tu alegría es tristeza de tus enemigos. Tu gozo es la frustración de los que te desean el mal. Tu victoria es un insulto, una bofetada en la cara de tus detractores.
Sólo debes ser paciente y todos verán que lo que pasó en tu vida, tu restauración es sólo por lo que Dios ha hecho.
Deja que Dios se glorifique en tu vida. Pídele paciencia para esperar su tiempo hoy.
¿Estás dispuesto a esperar el tiempo de Dios?
¿Te enojas porque las cosas no ocurren cuando quieres?
¿Dios te ha dejado con la boca abierta alguna vez?