La Biblia dice en Números 23:19 que Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Jonás fue enviado por Dios a Nínive a predicar un mensaje de arrepentimiento. Dios jamás envía juicio al pecador sin antes advertir y dar una oportunidad al arrepentimiento. Jonás desobedeció a Dios y en lugar de ir a Nínive, se hizo a la mar para ir a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar y hubo en el mar una tempestad tan grande que amenazaba hundir la nave. La tripulación del barco comprendió que era Dios quien estaba detrás de todo esto para reprender a Jonás.
La solución propuesta por el mismo Jonás, fue que lo echen al mar para que el mar se aquiete y los marineros se salven. Pero Dios tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. Estando en el vientre del gran pez, Jonás se arrepintió de su desobediencia y Dios quien es rico en misericordia mandó al pez que vomite a Jonás en tierra. Dios por tanto dio a Jonás una nueva oportunidad para ir a Nínive y predicar que Dios estaba por traer juicio sobre esa gran ciudad. Esta vez, Jonás cumplió con lo que Dios le pidió. Como resultado del mensaje que predicó Jonás, los hombres de Nínive creyeron a Dios y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Inclusive el rey se unió a este movimiento y todos unánimes se hacían la pregunta: ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? Con este antecedente, permítame leer Jonás 3:10. La Biblia dice: Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
Al leer este texto, su mente fue a Números 23:19 donde dice: Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
Este no es el único lugar en la Biblia donde se lee que Dios se ha arrepentido. El hecho es que Dios es santo y por su misma esencia, no puede hacer absolutamente nada incorrecto o inmoral. Por tanto, cuando la Biblia dice que Dios se ha arrepentido, no puede entenderse en absoluto en el sentido que se ha equivocado y lo está reconociendo y rectificando.
¿En qué sentido entonces se debe entender la declaración que Dios se arrepiente? Pues en el sentido de experimentar dolor o pesar por las consecuencias del pecado en la vida del hombre. El verbo hebreo que se ha traducido como arrepentirse, el verbo “nácham” significa primariamente suspirar profundamente y de allí, experimentar dolor o pesar. Dependiendo del contexto, este verbo se usa en el sentido de sentir pesar o dolor, o en el sentido de arrepentirse de algo moralmente malo. Cuando se trata de Dios, el sentido del verbo “nácham” jamás se debe entender en el sentido de arrepentirse de algo moralmente malo. Así que, cuando Jonás 3:10 dice que Dios se arrepintió del mal que había hecho que les haría, se refiere a que viendo que los habitantes de Nínive se convirtieron de su mal camino, Dios experimentó dolor o pesar por traer su juicio sobre ellos, y por eso no lo hizo.