Job 42:5-6 De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.
Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Podemos conocer a Dios simplemente de un modo intelectual o teológico, tenemos puntos de vistas sobre Él, su poder y su forma de actuar; pero muchas veces son basados en conceptos nuestros y no en cómo es Él en realidad. Cuando pasamos por momentos que nos conectan a Dios de modo personal, único y por sobre todo, de la forma en que Él llama nuestra atención decimos: “nunca conocí esto de Dios”.
Es bueno pasar por este baldazo de agua fría de vez en cuando, porque nuestros conceptos religiosos y por qué no decirlo, vanos y alejados de Dios distorsionan la realidad y estos encontrones entonces nos regresan a la cordura y a mirar con los ojos más claros la verdad de cómo es Dios. Creo que las lágrimas ayudan a limpiar tus ojos y como un colirio te permite ver la vida de una forma distinta, lo que es necesario en nuestra relación con Dios y debemos constantemente actualizarnos y sincronizarnos con Él. Job reconoció su pecado y su condición solamente luego de pasar por esta prueba y conocer a Dios en verdad, de un modo personal. Tómate con Él un café esta mañana y lava tus ojos para verlo de verdad.
¿Ves claramente a Dios?
¿Tu religiosidad te formó conceptos errados de Él?
¿Has pasado por las lágrimas o necesitas hacerlo?