Lo increíble de la naturaleza humana es que somos empedernidos, testarudos y tercos. A veces esto parece una virtud pero en muchos casos es un gran defecto.
A veces nos proponemos cosas y no hacemos caso a lo que Dios quiere para nosotros. Este tipo de pensamiento no nos lleva a nada.
A veces nuestros pensamientos se afirman y nos sentimos apoyados por nuestros pares, y dejamos a un lado el pensamiento de Dios.
No dejes de mirar a Dios y de buscar un tiempo para escuchar lo que Él tiene que decirte.
Tómate un tiempo y un café con Dios.