Nehemías 1:5-6  Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.

Me han escrito muchas veces o me han dicho en las iglesias: “¿cuál es el modo correcto de orar?” o lo que es más gracioso, me han dicho: “por favor ore por mí que usted está más cerca de Dios.” Pero en realidad es difícil poner una receta o formula como palabras mágicas que hacen que todo suceda porque la oración es el reflejo del corazón, si eres sincero en tu petición las palabras fluyen y es oído sin dudas, pero si oras sin razón también se ve.

Nehemías hace una oración que muestra un modo correcto de llegar ante Dios:
1-    Reconociendo su poder y soberanía.
2-    Recuerda las promesas de Dios.
3-    Ruego por ser escuchado.
4-    Identificarse con el pecado y sus consecuencias.

Admitir nuestra fragilidad, nuestro pecado y  nuestras necesidades son fundamentales para acudir a Dios con humildad. A veces oramos sin pensar, con soberbia y hasta con rebeldía, reclamando a Dios y no poniendo en sus manos y dejando que Él cumpla su voluntad. Conversa con Dios, tómate un café y toma el ejemplo de Nehemías al orar.

¿Cómo oras?
¿Reconoces la soberanía de Dios?
¿Admites tus responsabilidades ante el pecado?