Las chicas que permiten que sus novios las acaricien piensan que nadie, aparte de ellas y sus novios, van a saber lo que hacen a solas. Pero no hay tal, Dios sabe todo, porque todo aconteció en su presencia y además los muchachos se jactan de su conducta con sus novias cuando están con otros muchachos. Es así como se desploma el prestigio de las chicas en su círculo de amistades. Para ilustrar este hecho, hablando a jóvenes en la iglesia, en una ocasión llevé una docena de hermosas rosas rojas. Puse las rosas en un florero y pedí que uno de los asistentes pasara y tomara una de las rosas, la que le parezca más hermosa y que la examinara bien, la oliera, tocara sus suaves pétalos y luego la pasara a otro de los asistentes, hasta que todos hubieran hecho lo mismo.

Una vez que todos tocaron, y olieron a esa pobre rosa, pedí que la devolvieran al florero. Luego pedí que los varones pasaran de uno en uno y tomaran una de las rosas que estaban en el florero, la que más les gustara. ¿Sabe lo que pasó? Nadie tomó la rosa que fue manoseada. Esta rosa tenía un letrero invisible, pero que comunicaba a gritos: He sido tocada por todos, estoy marchita. La enseñanza fue muy obvia. El mensaje a las chicas fue contundente. Así como nadie quiere una rosa tocada por todos, nadie quiere para esposa una chica que ha sido tocada por todos. Así es, el cuerpo se ensucia cuando una chica permite que su novio la acaricie. Las caricias en el noviazgo ensucian espíritu, alma y cuerpo de las chicas que se prestan para ello.

Las caricias son parte de la relación íntima dentro del matrimonio. Son en realidad la antesala o la preparación para el acto sexual en el matrimonio. Por eso, las caricias deben estar reservadas para el matrimonio. Proverbios 6:18-19 dice: «Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre» El autor de Proverbios está hablando de la intimidad de una relación matrimonial y textualmente dice que el esposo halla satisfacción en las caricias de la esposa. De aquí justamente nace uno de los peligros de las caricias en el noviazgo. Como las caricias son la preparación para el acto sexual, muchas parejas de enamorados que transitan por este sendero terminan cometiendo el pecado de fornicación o lo que también se llama una relación sexual prematrimonial. Las parejas de novios suelen pensar que una relación de noviazgo sin caricias es insípida.

Piensan que las caricias son la expresión del amor que se tienen el uno para el otro. ¿Es real esto? Pensar que el amor se expresa con caricias, es un concepto inexacto de lo que es el amor y de lo que son las caricias. Ya hemos visto que las caricias tienen que ver con la relación íntima en el matrimonio. Por otro lado, el amor es la acción de sacrificio en favor de la persona amada. Las caricias en el noviazgo de ninguna manera pueden considerarse acciones de sacrificio. Nadie puede decir que se está sacrificando al acariciar. Las caricias en el noviazgo tampoco buscan el beneficio de la persona amada, sino que son la forma más egoísta de buscar la satisfacción propia, especialmente por parte de los muchachos.