Ayer se realizó, en mi ciudad de residencia: Quito, una campaña bajo el lema: “Un día sin autos”, invitando a los ciudadanos a transitar a pie o bicicletas. Como comprenderás, fue una iniciativa promovida por ambientalistas en clara oposición a la contaminación ambiental. En verdad, es alarmante considerar el daño que nosotros, los seres humanos, le estamos ocasionando a nuestro planeta tierra. El aumento en el agujero de la capa de ozono y el consecuente aumento promedio en la temperatura global, el descongelamiento de los cascos polares y el aumento del nivel de las mareas, ha alterado el clima mundial produciendo catástrofes como lluvias, temperaturas extremas, inundaciones, tsunamis, etc. Es “la noticia nuestra de cada día”. Así que ¡Bravo por este emprendimiento de los ambientalistas quiteños! ¡Sería ideal que se repita en cada ciudad de nuestras congestionadas capitales! Pero lo irónico de este evento es que el caudal de vehículos de ayer no disminuyó para nada. En resumen, todos dijeron que hay que buscar una solución al problema pero sin que “me afecte a mí”. “¡¡¡Qué se acabe la contaminación ambiental!!!” (Pero que no me quiten mi auto)… Siempre el ser humano reconoció su incapacidad para administrar los recursos concedidos por Dios, la corrupción reinante y el destino incierto de la especie humana. Pero, al mismo tiempo, fue reacio a sacrificar su confort o a renunciar a sus derechos, en pro del bien común. Por eso estamos como estamos y por ese motivo, los problemas puntuales de nuestra sociedad irán de mal en peor. Por el egoísmo en el corazón de todo hombre y mujer. Pero gracias a Dios que el “mega problema” que jamás haya enfrentado nuestra especie humana, el problema del pecado, fue solucionado con una actitud diferente de parte de Dios. Él no dijo: “¡Qué pena, cómo se está auto destruyendo mi creación! ¡Hay que hacer algo! Pero… que no me toquen a mí, o a mi cielo, o a mis ángeles…” Todo lo contrario. Más bien “Él, no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.” Romanos 8:32 ¡Se jugó! porque te ama, y hoy espera respuesta ante tanto amor. ¿Qué dices?
Pensamiento del día: El hombre busca soluciones a sus problemas sin sacrificarse. Dios se hizo sacrificio para solucionar nuestro mayor problema.