Fobias, ataques de pánico, trastornos de ansiedad, entre otras cosas, son manifestaciones muy actuales de las distintas caras del miedo que azotan y maltratan a los seres humanos en nuestra sociedad. A mayor confort y avance tecnológico, más vulnerables quedamos ante nuestros propios mundos internos que no adquieren ciertos mecanismos para enfrentar lo inesperado. El miedo es una emoción de alerta intensa causada por la percepción de una situación de peligro, ya sea real o supuesto. Detona y activa en cada persona diferentes reacciones. Algunos pueden manejarlo y otros enferman a causa de sus temores e inseguridades.  El miedo es una reacción natural, sana y básica para la supervivencia. El problema empieza cuando nosotros, con nuestra mente, creamos temores que no existen, magnificamos los que existen, y nos sabemos batallar con los reales. Es como aquel león sediento que, encuentra un pequeño lago donde calmar su sed.  Al acercarse ve su rostro reflejado en el agua y siente miedo de ese león grande y temible. Se aleja, pero como su sed puede más, vuelve a asomarse al lago con sus fauces abiertas para amedrentar al león que había visto antes. Para su asombro, el león también tenía las fauces tan abiertas como las de él. Se asusta mucho más y se retira más asustado que antes; pero al rato no aguanta la sed y decide arremeter con todo y sumergir su rostro en el agua. Allí percibe que el “Otro” león había desaparecido.

Nuestros miedos, son una oportunidad para aprender a confiar. Es imposible vivir exentos de temores. El salmista David, decía que, aunque atravesare valles de sombra y de muerte NO TEMERIA MAL ALGUNO porque sabía que Dios estaba con Él. Parece demasiado difícil llevar a nuestra práctica esta actitud confiada, segura y valiente. Pero si David podía pensar así, no era por su coraje, sino por el conocimiento que había alcanzado de la persona del Señor. Sus noches largas de pastor cuidando ovejas, lo habían forjado en la soledad del monte. Allí había visto la mano de Dios protegiéndolo y esa experiencia era su seguridad.

El coraje no es ausencia de miedo sino triunfo sobre él…