Era una de aquellas mañanas frías en que los esclavos, encadenados a un poste, esperaban para ver quién los compraría. Uno de ellos era un hombre corpulento, de aspecto saludable, de buen parecer y con probada inteligencia. Después de exponer las dotes de este esclavo, su dueño comenzó la subasta con el precio más razonable: 30 piezas de plata. “¿Quién da más? Treinta a la una, treinta a las dos…” “Cuarenta”, se oyó entre los espectadores. “Yo doy 40 piezas de plata”. “Muy bien, cuarenta a la una, cuarenta a las dos”… “Cincuenta. Yo doy por ese esclavo 50 piezas”. El pobre encadenado observaba y escuchaba, y se decía para sí mismo: Aunque sigan pagando más, nunca trabajaré como esclavo para nadie. ¡Antes muerto!
Las ofertas subían, y este hombre apretaba sus muelas repitiéndose la misma sentencia. El silencio reinó cuando un hombre saltó de su silla y ofreció 100 piezas de plata. Nadie superó la oferta, y aquel esclavo se marchó con su nuevo amo. Mientras caminaban hacia la hacienda, el esclavo se detuvo y le dijo a su amo: “Quiero que sepa que aunque haya pagado por mí este precio, nunca obtendrá nada de mí.” Llegaron a la casa y el amo hizo sentar a su nueva adquisición, que seguía repitiendo la misma advertencia, y se puso a escribir. Le preguntó: “¿Sabes escribir?”, “Sí”, respondió el esclavo, “pero nunca escribiré para usted”. El amo seguía escribiendo. “¿Sabes leer?” “Sí, pero nunca leeré ningún libro para usted.” El propietario acabó su escritura, se la entregó a su esclavo y le dijo: “Pues, entonces, si sabes leer y escribir, lee esto y fírmalo”. Lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de aquel esclavo, mientras leía su documento de libertad. “Eres libre. Puedes reiniciar tu vida”, le dijo su ex amo. Aquel hombre, profundamente conmovido, decidió vivir siempre en la casa de su dueño para servirle voluntariamente.
¿Sabes? Eres libre. Cristo pagó en la cruz el precio altísimo de tu deuda, te compró y te redimió. ¿Le servirás incondicionalmente? Recuerda que no es libre aquel que hace lo que quiere sino aquel que hace lo que debe hacer.
PENSAMIENTO DEL DÍA:
Servir a Dios por amor, es la meta más noble en la vida.