El texto del Nuevo Testamento que nos instruye claramente sobre el dar se encuentra en 1ª Corintios 16:2 que dice: «Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas»

En este versículo se encuentran cuatro principios sobre el dar.

Primero, el dar es responsabilidad de cada uno de los creyentes. Aunque vivimos en la era de la gracia, sin embargo, el dar no es opcional sino que un privilegio y responsabilidad de cada creyente. Recuerde que es la manifestación de nuestro amor a Dios. El dar es asunto personal en el que cada creyente mantiene una responsabilidad individual y directa con el Señor. Lo que da es asunto suyo personal, con tal que lo que dé lo haga consultando con Dios ante quien todas las cosas están desnudas y abiertas.

Segundo, el dar ha de ser proporcionado, según haya prosperado dice el texto. No se halla regla fija y firme sobre la cantidad en los principios del Nuevo Testamento para dar. Esto constituye un claro contraste con las normas del Antiguo Testamento según las cuales se requería dar el diezmo de todo a los levitas, quienes a su vez entregaban el diezmo de lo que recibían a los sacerdotes. Además, los judíos entendían que un segundo diezmo, tenía que ponerse aparte y consumirse en una comida sagrada a las puertas del templo de Jerusalén. Sobre esto, cada tres años debía entregarse otro diezmo para los levitas, extranjeros, huérfanos y viudas. De este modo, la proporción quedaba claramente especificada y cada israelita se veía obligado a dar al Señor aproximadamente el 23 % de sus ingresos anuales. En contraste con ello, el Nuevo Testamento dice simplemente que lo que debemos devolver al Señor como ofrenda debe ser según se haya prosperado. Esto puede significar un 8 o 12 o 15 o 20 o 50 o 100% cualquier porcentaje según el caso individual. Puede significar también una proporción variable cada año, porque no hay razón para creer que la proporción conveniente de un año haya de ser la misma para el próximo año. Cuando viene la prosperidad, como sucede a muchos creyentes, debe emplearse el excedente para dar más y no necesariamente para comprar más cosas.

Tercero, el dar ha de estar en depósito privado. Ponga aparte algo dice el texto. La palabra griega que se ha traducido como poner aparte, significa reunir, guardarlo aparte, amontonar, atesorar. La idea es que lo que se da al Señor se debe acumular en un fondo privado, en el cual, el creyente coloca sus donativos en proporción a lo que prospera, fondo del cual luego distribuye cantidades para fines específicos. Siempre, todo creyente debe disponer de una cantidad, aun cuando sea pequeña para dar, según el Espíritu Santo dirija.

Cuarto, el dar debe ser algo periódico. El primer día de la semana dice el texto. El depositar en el fondo debe hacerse cada domingo. Este es el día cuando el creyente debe llevar las cuentas, determinar las proporciones, añadir dinero al fondo y sacar dinero del fondo para dar a la iglesia local, a personas necesitadas o a ministerio que están sirviendo al Señor.