Las redes sociales son hoy las protagonistas en el escenario donde se desarrollan nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

Ninguna palabra mejor que esta: “Redes”. Te atrapan y te enredan si se lo permites. Como en todo hábito, el problema no está en el uso sino en el abuso.

Está científicamente comprobado que la exposición constante a redes sociales produce en nuestro organismo una descarga de dopamina que es la hormona que nos proporciona placer y calma el estrés. La dopamina es fuertemente adictiva.

Cuando nuestros jóvenes se encuentran desconectados de las redes por cualquier causa (fuera de señal, sin batería, sin saldo, Etc.) caen en un estado de abstinencia que les altera, igual que un adicto sin su droga o un alcohólico sin su trago. Esta alteración de su estado de ánimo solo podrá ser atenuada al verse, sentirse y saberse conectado nuevamente con su red, sus amigos y sus grupos virtuales. Aunque sea con un pequeña dosis, como un simple “like” o un pulgar en alto en señal de OK.

Lo dramático es que ponemos restricciones de edad y espacios públicos para fumar, beber alcohol o tener encuentros sexuales ocasionales, ¡pero permitimos indiscriminadamente que esta generación “milenials” consuma Internet donde quiera, con quien quiera y cuantas veces quiera!!! Obvio que para los padres híper ocupados de hoy en día es también una alternativa viable para que sus hijos, que están creciendo con una profunda crisis existencial y su tanque emocional vacío por ausencias afectivas, liberen su estrés, se entretengan un poco y… ¡NO MOLESTEN!

Pero igual que una mosca en la tela de araña, nuestra generación es enredada cada vez más dentro de este intrincado laberinto de propuestas fraudulentas que proviene de nuestro “Sistema Mundo”.

Sistema que está diseñado para la aniquilación de la especie humana creada por Dios y orquestado por el Diablo, sus mentiras y su odio.

Debes librarte. ¡Puedes librarte! Si Cristo te libertare sabrás lo que es la verdadera libertad. No te engañes. Lo otro es solo un parche virtual que intenta anestesiar tus penas para dejarte al final agonizante, como un pez en la arena, luego de ser atrapado por la red.

Pensamiento del día:

Como en todo hábito, el problema no está en el uso sino en el abuso.