Vivimos vidas cómodas o en pro de la comodidad. La palabra “confort” se ha transformado en el eslogan de vida de esta sociedad pos modernista. Será por eso que rehuimos ante la idea del sacrificio, la abnegación y el sufrimiento en nuestros proyectos de vida. Pero no era así antes.

Más te adentras en los tiempos pasados y observas con estupor los extremos esfuerzos que era necesario realizar para obtener cosas que hoy las conseguimos con un “click”, una llave, un fósforo, una tecla de luz eléctrica, etc.

Hoy se considera un caos total cualquier interrupción a nuestro acomodado estilo de vida hedonista y nos dejamos abordar por el espíritu de la queja. Será por eso que antes las personas eran hombres y mujeres de hierro, con temple de acero, hechos de fibra. Esa madera que se dobla… pero no se quiebra. No busques la vida fácil. No huyas como cobarde de cada dificultad que Dios ponga en tu camino.

Nuestra natural tendencia al facilismo nos seduce a esquivar obstáculos, minimizar el esfuerzo optimizando los recursos. Obvio que no es recomendable desperdiciar energías.

La carrera de la vida, dice el autor de la epístola a los Hebreos, se corre con paciencia. Eso me habla de conservar mis potenciales calculando la distancia que resta. Ningún corredor experimentado agotará del todo sus fuerzas en el primer intento. Pero tampoco le temas al sacrificio.

La esencia misma de la redención de nuestra raza humana fue la misma disposición al sacrificio que tuvo Jesús. “Él no consideró el hecho de ser igual a Dios como cosa a que aferrarse”. No escogió la más fácil. No, dijo: “me sacrificaré hasta lo sumo”. Se humilló hasta lo más bajo de las experiencias humanas por amor a ti y a mí. Es que el amor es el combustible del espíritu de sacrificio.

Acepta el trato de Dios aunque te cueste. Ama hasta que te duela, esfuérzate por conquistar la meta máxima de la vida que es la de reproducir en tu carácter el de Cristo. Él te ayuda. Encuéntrale caminando contigo en medio del fuego adverso. Al final verás cosas que antes ataban tus manos, caer como cuerdas quemadas.

Pensamiento del día:

Una vida fácil es el síntoma de un corazón frío.