Muchas personas sólo soportan el peso de su existencia aterradas con la idea de que son un accidente de la vida. Que existen por casualidad o, lo que es aún peor, que nunca deberían haber nacido, son fruto de un embarazo no deseado. Otras viven en actitud quejosa argumentando que no son como desearían ser o que no tienen lo que otros tienen y este sentimiento de inferioridad les persigue, les alcanza vez tras vez y les aplasta. Dios no te hizo para que soportes tu vida sino para que la disfrutes. Él no quiere que cargues con el peso de tu existencia sino más bien que te dejes llevar tiernamente por tu Creador y que simplemente te dispongas a disfrutar del viaje. Debes saber que, en el momento en que tú naciste, Dios estaba allí como un testigo oculto, sonriendo porque llegaste al mundo. Él lo planeó así. En realidad, cada niño que nace es la opinión de Dios de que este mundo debe continuar. Así de simple.

Dios, en un sentido, no necesitaba crearte, pero lo hizo para su deleite y el tuyo. Existes por Dios y para Dios. Eso es lo que dice el apóstol Pablo en su carta a los Colosenses 1:16: “Porque en Él fueron creadas todas las cosas… todo ha sido creado por medio de Él y para Él”. También, podemos parafrasear Apocalipsis 4:11: “Porque tú creaste todas las cosas, existen y fueron creadas para ser de tu agrado.” Es por eso, mi apreciado amigo, que el primer propósito de tu vida debiera ser agradar a Dios y vivir para complacerlo. Cuando logres comprender esta verdad, vivir deprimido y sentirte poca cosa no volverá a ser un problema para ti. Fuiste creado con la capacidad de sentir placer. Dios te hizo así y Él desea que enfoques tu placer en Él. Dijo David: “No existe placer para mí que esté fuera de ti.” Cuando comprendas este secreto de vida, dejarás de existir y comenzarás a vivir una vida abundante.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

DESCUBRE TU PERSONA EN DIOS Y DEJARÁS DE EXISTIR PARA COMENZAR A VIVIR.