Dejemos por el momento a un lado la semana santa y concentrémonos en los alimentos en general, dentro de ello, la carne de res, por supuesto.
La Biblia es muy clara al afirmar que a raíz de la muerte y resurrección de Cristo, se abolió la ley de Moisés, la cual, en una de sus partes hacía distinción entre los alimentos considerados ceremonialmente limpios y alimentos considerados ceremonialmente impuros.
Este hecho se hizo evidente cuando Pedro el apóstol tuvo una visión muy interesante. Su relato se encuentra en el libro de Hechos, capítulo 10, versículos 9-16 donde dice: “Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo”
Esta visión fue una especie de lección objetiva para que Pedro reciba a los gentiles y de esa manera cumpla el propósito de Dios de tomar pueblo para su nombre de entre los gentiles. Pero esa experiencia de Pedro nos muestra también que había llegado a su fin las distinciones entre alimentos limpios y alimentos impuros.
1ª Timoteo 4:4-5 dice: “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado”
Así que, todo alimento que existe en el mundo es bueno. No hay ningún impedimento bíblico para comer carne de res, o de cerdo, o de conejo o de cualquier otro animal.
Es conveniente sin embargo tomar en cuenta el principio de no ser tropiezo para algún creyente que en su conciencia está convencido que comer tal o cual alimento es malo para él.
1ª Corintios 8:13 dice: “Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.”
Esto en cuanto a los alimentos.
Ahora viene el asunto de la semana santa. Yo siempre tengo problema con esto de la semana santa, porque la idea que esto comunica a mi mente es que las otras semanas del año no son santas. Pero yo sé que todos los meses del año son santos, todas las semanas del año son santas y todos los días del año son santos, porque todo esto es de Dios.
La idea de una semana santa, en la cual la gente se esfuerza por refrenar el pecado, aunque el resto del año, las 51 semanas restantes, viva en pecado, no tiene en absoluto fundamento bíblico. Pero alguno dirá: El hecho que en semana santa se celebra la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, ¿no hace de esta semana, una semana especial? ¿Una semana santa? Pues no.
La Biblia condena la celebración de fiestas religiosas. Note lo que dice Colosenses 2:16-17 “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuando a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.”
Los falsos maestros del primer siglo, ponían gran énfasis en abstenerse de ciertos alimentos y en la observancia de ciertas fiestas religiosas, pero Pablo dice: Estas cosas son sombras que ya han sido disipadas por la presencia de Cristo.
De modo que la semana santa, es como cualquier otra semana del año, una semana para buscar glorificar a Dios como se lo debe hacer en cualquier otra semana del año. Con lo dicho no estoy afirmando que sea malo hacer memoria de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, pero esto podemos hacerlo inclusive cada semana del año.
Algunas iglesias o asambleas celebran la cena del Señor cada primer día de la semana y en eso hacen memoria de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. ¿Por qué esperar solo una semana señalada para recordar el cruento sacrificio de Cristo? Sobre la base de todo lo dicho hasta aquí, no existe en absoluto fundamento bíblico para afirmar que no se debe comer carne de res durante la semana santa.
Todos los alimentos son limpios y todas las semanas son santas. La instrucción para no comer carne de res en semana santa no proviene de Dios sino del hombre. Es un mandamiento de hombres.
La Biblia advierte severamente en contra de someterse a mandamientos de hombres. Note lo que dice Tito 1:13-14 “Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad”
Cuidado con hallarse obedeciendo mandamientos de hombres como si fueran mandamientos de Dios.