De todas las reglas gramaticales, la que más usamos o deberíamos usar es la que enuncia que, después de todo signo de puntuación, siempre va un espacio. Dice el apóstol Pablo que nuestras vidas son como páginas donde Dios escribe sus poemas, o por lo menos debería ser así. Así que de alguna manera, también en tu vida y en la mía hay puntuación y espacio. Etapas que se cierran con un punto, o con una coma. Puede ser un nuevo capítulo en tu vida, un punto aparte, o solo una frase que se cierra pero aún no está todo dicho al respecto, como si fuera un punto seguido, A veces  es sólo una coma, donde te tomas un pequeño respiro y continúas, pero lo cierto es que siempre, después de cada etapa, sea corta o larga, sea importante o insignificante, siempre debe haber un espacio. Un espacio en blanco. A veces ese espacio está en  la espera de un resultado del examen médico, o la nota final de tu materia de la universidad. A veces es la actitud de tu cónyuge que no cambia, o  simplemente el silencio que acompaña al disfrute de una meta alcanzada, como un largo suspiro sin palabras pero que dice tanto… El tema es que una vida sin  espacios es imposible descifrarla así como no puedes leer una redacción sin espacios. Vidas apuradas, agitadas, estresadas, que no alcanzas a leerlas porque pasan a tu lado tan rápido. Aún no han cerrado un capítulo de sus vidas que ya están comenzando uno nuevo. No. Tómate tu tiempo. Cierra capítulos y abre otros con su debido espacio. Respeta las comas, los puntos, lo paréntesis. Deja que la pluma maestra de Dios escriba en tu vida su poema más hermoso. Al final no solamente tú sino los que te rodeen, serán enriquecidos con la armonía de su prosa y lo delicado de las rimas. Deja el papel de tu vida lleno de borrones y faltas de ortografía de lado. Él te tomará de tu mano y escribirá algo que nunca imaginaste en un nuevo papel, en una nueva vida.

PENSAMIENTO DEL DIA:

Deja que la pluma maestra de Dios escriba en tu vida su poema más hermoso.