Job 31:6 Péseme Dios en balanzas de justicia,
Y conocerá mi integridad.

A todos nos da un tanto de temor saber que debemos rendir un examen, o que nos van a examinar de algún modo, ya sea el médico, la policía en algún control en la carretera, lo que fuera, todo examen nos trae un poco de miedo; y no necesariamente porque estemos haciendo algo malo, sino porque nos produce un poco de ansiedad saber qué nos dirá el examinador. Ahora imagínate este examen de Dios, quizás con el médico, el oficial de policía o la profesora de ciencias podamos ocultar algo pero con Dios no; su examen es perfecto y profundo.

El punto aquí es si tienes la conciencia limpia para decirle a Dios: “examíname y conocerás mi integridad”. No sé si estoy tan preparado para decir eso, y ¿tú?. Pero sí podemos ser limpios y ser hallados fieles en Cristo, podemos ser purificados y ser irreprensibles, no por nuestros méritos sino por la gracia derramada en la cruz. Es verdad que todos tenemos un pasado que nos acusa y condena, pero la bondad de Dios, su amor y gracia nos ha perdonado y dado una nueva naturaleza y limpiado de cada uno de nuestros pecados, así que hoy podríamos decir: «Examíname Dios y hazme más puro, quita de mí lo que está mal, restáurame». Comienza por ponerte a cuentas con Dios, comienza conversando con Él.

¿Estás dispuesto a que Dios te examine?
¿Qué encontrará Dios si te examina?
¿Jesús ya te justificó y limpió?