El poeta español Antonio Machado expresó en uno de sus versos: “Hoy puede ser un gran día, difícil de recuperar, un espécimen único, ¡no lo dejes escapar! Hoy puede ser un gran día. ¡Duro con él! ”
En palabras más profundas y más perfectas, la Biblia destaca lo que el mismo Jesús cantó en la letra de un himno en la última cena, la noche que fue entregado, arrestado injustamente y torturado: “Este es el día que hizo Jehová. Nos gozaremos y alegraremos en él”. (Salmo 118) Hoy no tengo un buen día.
Por una situación inesperada e incomprensible, sentimientos de confusión, injusticia, celos, envidia e ira intentan controlar mi corazón y mente, ¡Y lo están logrando! (Linda receta, ¿no?). Es ese “campo de batalla” donde combaten mis más nocivas pasiones, que describe tan acertadamente Santiago en su magistral epístola, capítulo 4, versículo 1.
Pero aunque me cueste, debo recordar que “este es el día que hizo Jehová”. La lectura del texto arriba citado deja ver que la actitud optimista y paciente que se necesita para enfrentar esos “días inesperados e incomprensibles” radica en considerar que es el Señor el que está actuando. (Leer arriba) Y si es Él el que actúa ¿quién somos nosotros para preguntarle qué haces? (Isaías 45:9)
Los ojos de la fe te hacen percibir esa maravilla aun cuando todavía no se ha concretado el último capítulo. Es allí donde se comprende el Proverbio que dice que la vida de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento, hasta que el día es perfecto.
No logramos ver el sol en todo su esplendor a medida que la aurora se va mostrando en el amanecer, pero sabemos que pronto nos maravillaremos con su luz y su calor. Esa es la vida. Así que mejor me tranquilizo, me concentro en lo positivo que me rodea y que es mucho más que lo adverso, y sigo mi viaje. ¿Me acompañas?
Pensamiento del día:
Si miras a los hombres te sentirás defraudado. Si miras a tu interior te sentirás espantado, si miras a Dios te sentirás consolado.