La ley de Moisés permitía los juramentos en algunas circunstancias. Por ejemplo, note lo que tenemos en. Números 5:19-21 donde dice: Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche;
Conjurar significa pedir a alguien que diga algo bajo juramento. Es natural entonces concluir que, lo que la ley de Moisés condenaba es el perjurio o el juramento en falso. Note lo que dice por ejemplo Levítico 19:12 Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.
Ahora bien, leamos lo que dice Mateo 5:33-37 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
El Señor Jesús recordó a sus oyentes lo que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Si la ley de Moisés permitía jurar en determinadas circunstancias y condenaba el perjurio, entonces ¿qué es lo que está prohibiendo el Señor Jesús? No pueden ser los juramentos, porque entonces estaría quebrantando la ley de Moisés. Lo que está prohibiendo el Señor Jesús era la práctica común de los judíos de su tiempo en cuanto a los juramentos. Sucede que los juramentos llegaron a ser objeto de tanto abuso por parte de los judíos del tiempo del Señor Jesús, que a sabiendas que estaban diciendo algo falso, juraban, pero para supuestamente no traer condenación sobre ellos, evitaban nombrar a Dios, y juraban en falso nombrando el cielo, o la tierra, o Jerusalén, o su cabeza. De esta manera pensaban que nos les iba a pasar nada malo por jurar en falso.
Este pasaje bíblico no está prohibiendo los juramentos, sino los juramentos en falso para engañar a otros. El creyente no debería tener necesidad de recurrir a los juramentos para que la gente acepte como verdadero lo que está diciendo. Por eso es que los creyentes no andamos jurando por aquí y por allá en nuestra conversación diaria. Siendo esta la situación, entonces, no hay ningún problema para que en los casos legítimos donde se requiere un juramento, los creyentes juren, como por ejemplo ante un juez en una corte o ante alguna autoridad antes de asumir una responsabilidad, o como menciona en su consulta, cuando las leyes de un país determinan que sus ciudadanos prometan lealtad a su bandera con juramento.